BIENVENIDOS A ESTE BLOG CULTURAL(CHINAMIT)

A todos los Chinamequences amantes de la cultura,escritores,poetas,cuentistas,ensayistas,músicos,pintores,futbolistas,etc.y todo aquel que conozca historias, leyendas, o algún documental referente a la noble ciudad de Chinameca,la Atenas de El Salvador,se les invita a colaborar con este movimiento literario ,mandando sus trabajos a esta página web,para que sean publicados y darlos a conocer en un solo legajo cultural para que todo el mundo conozca el pensamiento de los Chinamequences .Pueden participar las personas que vivan dentro o fuera de Chinameca,enviando su información al comité del Colectico Cultural de Chinameca .
correo electrónico : frank121146@hotmail.com

Relatos


VIAJE SIN RETORNO

Cuando Jorge Cornejo murió, yo estaba releyendo la dedicatoria de su último libro que me envió desde Europa. Era una tarde de Enero y yo me quedé mirando la dedicatoria hasta cansarme los ojos, en la penumbra de mi habitación en el hotel.
Dormí profundamente hasta la madrugada, adivinando por la ventana oscura la silueta de un avión que atravesaba el cielo.
Jorge Cornejo había muerto mientras yo viajaba a encontrarme con él.
Era una sensación inédita e inmediatamente sentí un deseo de ser uno de los pasajeros de aquel avión. O viajar en un crucero hasta una playa del Caribe donde me esperaba un hombre desconocido. Y aquel hombre se llamaba Jorge. Y todo esto ya lo sabía. Pero aquel pasajero sin equipaje que era yo aún no lo sabía.
Para él, todo iba a ser nuevo y diferente.

TOMY PANCHANO
UNA BOTELLA DE CERVEZA

Aquel fin de semana parecía terminar como cualquier otro. Subió hasta su cuarto del hotel, sin comer, y se recostó enseguida, procurando pensar sólo en su viaje.
De pronto fue tomando conciencia de ese murmullo leve que parecía venir desde la costa. Primero no hizo caso, cogió la ropa de su equipaje y se cubrió la cabeza. Pero el murmullo lo penetraba todo, como un motor de avión.
Se paró bruscamente y bajó al comedor. Le sorprendió encontrar en una mesa una botella de cerveza a medio tomar. Bebió con urgencia hasta cerciorarse de que no había quedado una gota de líquido.
Un ligero ruido en su cuarto distrajo su atención.
Se acercó cauteloso a la puerta entreabierta y descubrió, sorprendido, su propio cuerpo inerte, observado por un difuso cortejo de rostros a la luz tenue de esa madrugada que aún no acertaba a definirse.

ADRIAN LUNA

EN LA OTRA ORILLA

Desde lo alto del morro, sentado en la pendiente, contempla con ojos muy abiertos el mar, el lejano horizonte que se iba apoderando de todos sus sentidos.
Una bandada de pájaros levantó el vuelo desde la costa.
El rumor creciente de las olas al chocar contra las rocas le devuelve desde el fondo de las aguas el enorme edificio del hotel, resplandeciendo en medio del océano.
Anclada en esa imagen, divisó de repente una emergente isla en el Atlántico.
Ahora sus lágrimas caían y crecía una inmensa ciudad sobre las aguas, una ciudad mágica de luces y colores y el tenebroso canto de una sirena que lo perseguía y lo arrastraba hasta esa gran ciudad.
Ahí estaba ella paseándose por los alrededores del hotel. Y él entrando, ¿era él?, enfrentado al rostro sonriente y hermoso transformándose en una vieja fea que lo invita a pasar.
El termina arrojándose a sus brazos.

PATRICIO ALBA
TE AÑORO

Sueño con sumergirme en el océano de tu cuerpo. Vuelo, mentalmente, hacia ti sin equipaje, solo con la carga de mis deseos. El azul del Atlántico me recuerda tus ojos y me hace viajar al tiempo en el que juntos recorríamos Europa, el Caribe…, sin dinero pero con la ilusión de vivir, inseparables, la aventura. Odio este silencio y el vacio que me envuelve por tu ausencia desde que te fuiste con él a ese crucero de lujo, deslumbrada por la ostentación de su fortuna. Y sé qué ya no me quieres, pero… no lo puedo remediar: ¡te añoro!

CRISTANA
¿Ves que tenía razón Alberto? Soy una insatisfecha. Desde hace años le vengo diciendo “Albeeeerto, quiero viajar… llevame al mar”, y ahora que ya estamos en el avión me muero de agobio. Qué fiaca, tomar otro vuelo más, registrarnos en el hotel… porque el Caribe es muy lindo, los cruceros están buenos…es cierto, pero no se compara con la costa de acá; tomar matecito, estar bien cerca de la gente, cortarme las uñas tranquila en la arena, hacernos milanesa con los chicos, el partidito en la playa… mucho caribe, mucho caribe, pero todos estos narizparada… No aguanto más, Alberto. Llevame a La Bristol.

Chung Moo

EL FARDO QUE GIRABA, BUSCABA
Viajaras buscando tu acople, pero para poder, deberás saber hacerlo.
Pasará que algunos se acoplaran demasiado y otros necesitaran de muchos más.
En el camino intentarás demasiadas cosas, quizás ponerte más bonita, quizás más singular o quizás solo faltaba madurar.
Como sea sola no podía rodar.
Hasta que entendemos que podremos girar juntos cuando solos igual.
Ahí no sabremos hacia dónde iremos pero ya no nos importará.

Dicen que

Dicen que el color océano cuando se acerca lento y seguro hacia la costa, con paso firme y los ojos a punto de cumplir un sueño, aprende a viajar. Pierde el equipaje pero conoce a una pasajera que sabe de pérdidas y aeropuertos y esperan juntos la maleta mientras hablan de hoteles y un avión que despega en noches de luna llena y aterriza en el mar. El vuelo es largo, cruza el Atlántico pero nunca llega a Europa porque conoce tierras donde el vodka, el hielo y unas gotas de limón hacen milagros.

Miranda.
ÚLTIMO VUELO

Se estaba muriendo. Lo sabía. Hacía ya rato que el horrible estupor de la droga había menguado, pero el dolor no había aumentado. Se sentía como un pasajero que esperaba la desagradable y divertida sensación de vacío en el estómago antes de su vuelo, y como ese pasajero, sabía también que ninguna complicación tendría lugar en todo el trayecto, aparte de eso, claro.
Pero también sabía, que después de eso, ya no habría nada más. Nunca se bajaría del avión a recoger su equipaje, y tampoco se relajaría en el hotel.
Se estaba muriendo. Lo sentía. Estar tan lúcido en un momento como ese no era normal. No después de la cantidad de droga que tenía en vena.
Miró a los presentes. El dolor había cesado del todo. Sonrió, y cogió su último vuelo.
Los demás sólo vieron una mueca de dolor.

Jim O'Stigmann
Cartas de viaje

Sentada en el escritorio, Mariana deja de lado la computadora, toma papel y birome. En el primer renglón, margen derecho, lugar y fecha. Abajo y sobre el otro margen: “Querida Johana”, dos puntos. Se tira hacia atrás en la silla.
-¿Cómo empiezo? Y reclinada sobre el respaldo mira por la ventana que tiene al frente. El verde, los árboles añejos y el monte propio de sus sierras.
-¡Tengo tanto para contarle!
Su mirada sobrevuela el océano, los países de uno y otro continente, recuerda que allá es invierno, que habrá mucha nieve del otro lado del Atlántico.
-Y los chicos, ¿se acordarán de cuando jugábamos?
Los ojos viajan hasta la casa de techo a dos aguas y, por la ventana del segundo piso, con poca luz, descubre a Johana. Arropa con ternura a sus hijos bajo las frazadas, revisa las ventanas cerradas y la calefacción, apaga el velador y se va a la cocina.
Johana mira la noche cerrada, la nieve que se amontona en los techos y piensa en el sol que habrá del otro lado del mar. Se sienta a la mesa melancólica, toma el cuaderno, el lápiz y comienza: “Querida Mariana”, dos puntos.

Baguira

¿POR QUÉ NO?

Leocadio quería ser astronauta, explorador o alpinista y vivir en una amplia casa sobre un acantilado con vistas al océano. También deseaba viajar por todo el mundo, conocer Europa, ir al Caribe y tener un yate de última generación para salir de crucero cuando le viniera en gana. Esas eran sus únicas ambiciones.

A los 60 años, se conformó con ser anciano.

Savio blue

LA VIDA QUE NOS PASA

Juanita nació un día cualquiera, en el cuerpo de una madre, que no quiso tenerla.
Juanita creció en el corazón de dos padres amorosos que esperaron por ella muchos años pero que luego de pocos años dejaron de amarse y se separaron como amigos.
Juanita aprendió a leer y a contar con los adultos pero logro amar con la ayuda de los niños y de las historias tiernas de mamá.
Juanita se hizo adulta y su corazón fue roto varias veces mientras buscaba un príncipe azul que nunca llegó.
Juanita tenía miedo de ser lastimada y se escondió bajo una piedra hasta que el tiempo secó las gotas de dolor.
El dios en que creía Juanita le trajo un amor extranjero que ella cuidó 30 años como al verdadero.
Y por nunca rendirse Juanita vivió su romance esperado rodeada de afectos, de hijos y de nietos.

Lazlo Pope

Naufragio

En memoria a las víctimas del Titanic, a casi 100 años del fatídico accidente.

El crucero inició su primera travesía, adentrándose en el océano mientras una multitud despedía a los pasajeros desde la costa. Era un barco grande, lujoso y seguro que había sido construido para viajar de Europa a Norteamérica, atravesando el Atlántico.

Sin embargo, cuando nadie se lo esperaba, la embarcación chocó contra un iceberg y quedó a la deriva. El descontrol que se generó en la cubierta, la inexplicable falta de botes salvavidas y el agua congelada sobre la que terminaron flotando los sobrevivientes se convirtieron muy pronto en un cóctel mortal. Como consecuencia, esa noche se perdieron cientos de vidas inocentes.

Contrariamente a lo que los lectores puedan pensar, el crucero en cuestión no era el Titanic. Pero ya lo sabemos: el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra... y, por qué no, con el mismo iceberg.
Capitán S.O.S.

Providencia

Eliseo Zaldivar salió del consultorio arrastrando los pies. Levantó por azar la mirada frente a la compañía de viajes. ¿Por qué no? Le quedaba poco tiempo.
Entró. Nunca había pensado en viajar y le hubiera gustado conocer Europa. Cruzar el Océano Atlántico lo atemorizaba. Eso era antes.
Un vuelo, mejor un Crucero, sentir la emoción de ver la costa desde el barco.
Mejor el avión, él no podía desperdiciar tiempo.
Eligió el mejor hotel de Madrid. Con su equipaje listo partió hacia el aeropuerto. Fue uno de los primeros pasajeros en llegar al aeropuerto.
Su celular sonaba insistentemente. Al pasar por un cesto de basura lo arrojó sin haberlo atendido. No le daría explicaciones a nadie. Por primera vez en su vida pensaría en él. Bastantes años luchó complaciendo a su ex mujer, relegando sus propios deseos.
Disfrutó la comida a bordo, miró las películas, tomó varios vasos de bebida y durmió tranquilo hasta que la voz del comandante lo sobresaltó. Por un desperfecto aterrizarían en una isla del Caribe.
Eliseo Zaldivar nunca más abordó su vuelo a Madrid. Se enamoró de las playas, del calor húmedo, del ronroneo de las olas. Hasta olvidó su problema.
Hace ya más de veinte años que tiene ese coqueto bar en la playa.
Hace más de veinte años que su médico piensa en él. No se perdona haber traspapelado y confundido los diagnósticos.

Seudónimo:Soleada

EXTRAÑO ENCUENTRO

Desde temprano estoy tratando de escribir los versos que me recuerden lo hermoso aquel verano donde te conocí .Era en aquellas playas del caribe, divisando a lo lejos un majestuoso crucero que pasaba por las costas del oceano Atlantico, con mi bolso de ilusiones, sentada en la arena, soñando con estar en ese navio. Fue un extraño pasajero, el que llamo mi atencion. Alto, elegante se acercaba, no dudo en sentarse junto a mi y empezar a hablar de su vida, y lo extraño que le resultaba estar ahi en ese momento. me deje llevar por sus palabras, por su paz. Era extraño, pero lograba que las cosas tristes, se volvieran alegres. Al girar mi cabeza y observar el mar, comprendi que seguia sola, y aquel hombre se habia ido. desde ese momento, lo sigo a todos lados.
Gracias SEÑOR, por acercarte a mi, comprendi que TU amor es infinito

J.M.ANAITA

VIVIR DE SUEÑOS

Recordaba mis palabras de pequeño:
-Má, deseo viajar al caribe..
-Si hijo- decía con decepción.
Crecí y comprendí su decepción: Erámos una familia pobre. Sólo alcanza para: Comer, Vestirnos, amigos (cosas simples). Nací en donde el lujo no es una opción...

Tomé el vuelo 612, pocos minutos y me encontraba viajando en un avión, desde arriva el paisaje se veía muy chiquito.
Me pregunto si los pasajeros se asombrarian de lo mismo...
El avión , aterrizó. Buqué mi equipaje y Fuí hacia el hotel.
Estaba en el lugar de mis sueños: el Caribe.
Sus playas, el agua turquesa claro, arenas blancas, sol radiante y un cielo despejado representaban mi felicidad.

Desperté, vi a mamá.
Todo habia sido un sueño tan real que sentia como si hubiera estado ahí... mi familia no podría pagar un viaje pero ya no lo necesitaba. Estaba todo dentro de mis recuerdos como si lo hubiera vivido.

Seudónimo: Vane

DEBILIDAD

Estábamos en Europa: cuatro meses y mi hermosa Soledad mirando los segundos morir.
¿Qué me trajo acá? :
Gritos/ Un odio irreversible/La pelea con mi enamorada
Angela, termino nuestra relación...
La protagonista del fin: Susana.
Aquello que planeamos llegó a su fin:

* Una vida casi armada
* Casa con parque y pileta
* Y un bebé que planearia ser nuestro hijo

Pensé en Europa: el destino de mi futuro.
Desperté, saqué un boleto. Desperté, me encontraba en un crucero con pasajeros. Parpadeé, miré al horizonte: el Océano Atlántico, me dejé dormir. Desperté de mis pensamientos. Otra vez Europa.
A lo lejos, el teléfono.
Atendí.
Una voz sensual:
-Te extraño, deseo que regreses.
Impulsivamente respondí:
- Llegó y te ubicaré para que hablemos.
Nos despedimos. La voz colgó el teléfono...
¡!Cuanta razón tenía Angela.. ni la lejanía, cuatro meses o mi adorada Soledad hicieron que resistiera a la sensualidad de aquella mujer ¡!

Seudónimo: Vane

Nunca me dijiste…

Él último pasajero descendió del Barco.
Todavía se lamentaba por no haber podido ver el océano desde arriba. Se había imaginado hormigas diminutas con alta tecnología y lujosos autos estacionados en dirección a la costa. Su esposa extendió el brazo de una manera aparatosa para detener un taxi. Él, todavía entre nauseas e inevitables movimientos de péndulo dijo:
–La próxima iremos en avión.
–Debiste tener a mano las pastillas para el mareo y no con el equipaje. Cómete una menta… Yo debí haberlas guardado. –comentó entre risas. – ¡España! Aquí empieza nuestro recorrido por Europa. Ya verás querido, te gustará. ¡Cuantos recuerdos!
–Nunca me dijiste que habías venido.
Ella, al oírlo, dejó de sonreír y se escabulló en el taxi.

Seudónimo: Reflumantalina

150 PALABRAS DE MI ÚLTIMO RECUERDO
Las sombras vestían de rojo en la costa donde todos éramos nadie. Un grito cargado de estremecimiento me indicó que mi bala había dado en el blanco. Entre gritos provenientes de un océano de cuerpos humanos, agonizante sobre el suelo, yacía mi presa. Alcé mi ametralladora ante su rostro, anunciándole el ocaso del sol que iluminaba su blasfemia. Decidí que mis ojos fuesen los últimos que el maldito viera. Todo cambió entonces. Su mirada no era portadora de malicia tal como yo intuía. En ella también había una causa noble, una familia preocupada por su regreso a casa, una historia diferente, una vida. Bajé el arma. Un pequeño círculo de entendimiento y compasión floreció en las arenas desérticas de aquel caos. Pero el retardado tronar de los aviones advertía que miles de historias serían pasajeros de su vuelo. Y así fue, entre ellas la mía y la del desdichado soldado.

Seudónimo: Avidya

Lo que nos separa

Yo de la vieja Europa. Tú del cálido Caribe.
Yo disfrutando del crucero. Tú llevando el equipaje.
Yo te miro y sueño. Tú me miras y callas.
Así ocho días de viaje. Sin mediar palabra.
Creo que los dos hemos perdido el tiempo.
Tú por esperar una señal.
Yo por no decir: Te quiero.
Lástima que lo piense ahora,
cuando este avión que me devolvía a casa
se precipita sobre el océano.

Puck.

Errante palante

Vuelo, hotel, avión y viceversa, así palante y patrás, nómada de pago,
que sale mejor meterse gaucho y cabalgar azotado por los vientos que
merodean sobre las ovejas, vos de sobra lo sabés... El crucero salía
más caro, y no echabas ni un día en Buenos Aires, donde han pinchado
un obelisco, pero aún no han empezado la pirámide, y sin pirámide
apuntando hacia las constelaciones que se ven desde Europa, no estamos
a la altura de la ciencia. Ni Caribe, ni ciudades perdidas... ¿Qué
vacaciones relax serían ésas? A dormir en la habitación de hotel, que
con este precio, hay que aprovecharla.

“El trovadoris”
DESENERGIZACIÓN

Sentada frente al celular esperando una llamada, me fumé doce cigarrillos, me bebí cinco tazas de café, pensé y pensé ¿Qué pasaba? Pero no obtuve respuesta. Aún con tanto café que tomé me quedé profundamente dormida, quizás por la desenergización mental y emocional a la que me sometí. Al despertar unas cinco horas después…una llamada perdida y un mensaje de voz en la grabadora que decía es el ingeniero en telecomunicaciones, la tarjeta madre de su computadora está dañada y su disco duro perdió toda la información. ¡Dios! Casi enloquezco.

Desi

UN DÍA…

Un día decidí aprender a manejar esas máquinas ( A las que había terminado aborreciendo), en las que veía a mis hijas sentadas largas horas y que me enfurecían pues habíamos dejado de compartir. Así que fui al negocio de un ingeniero en telemática amigo, compré una computadora. Estudié y estudié, aprendí a manejar los software como nadie, también aprendí a hacer videos con la movie maker, a crear mi propia página web. Y un día me di cuenta que mi hija me miraba fijamente con cara desconcertada y le pregunté ¿Nena, me quieres decir algo? Y me respondió mirando a su hermana “No sé a que hora ni cuando te perdimos por esa aborrecible pc”

Desi

LA CULATA, TIRO
Hacía dos horas que seguía al ingeniero por las calles del centro. El aviso sería un mensaje en su celular, un dato, una ecuación, algo que no dejase pistas claras. El ingeniero se detuvo frente a una vidriera. Juan tuvo que detenerse y crear una distracción complementaria en un video de rock que pasaban en la pantalla gigante de un resto-bar. El ingeniero retomó su andar. Juan lo siguió por el termino de media hora, cuando recibió un mensaje al celular que decía: “Abortar misión”. Acatando la orden regresó a su casa. Cuando estaba llegando divisó a una persona que estaba de espaldas. La persona se dio vuelta; era el ingeniero, quien lo miró seriamente y le dijo: “A mi me ordenaron que cumpla la misión”. Sacó un arma y disparó.

gercy

 QUIZÁS ERA ÉL

Tras grabar unos datos un ingeniero en su computadora, miró el reloj de su celular. Las dos de la madrugada. Exhaló un largo suspiro, y púsose a escribir.
“A la sombra de un olmo.– Cuando termina la noche, anciano se hace mi sueño, y me parece que expira.
– Oh, vives soñando.
– Entra en mi corazón, la puerta está abierta, y mira en él. ¿No es verdad que mi mal no es sueño?
– Resuenan los prados de voces de pretendidos pretendientes”
Exhaló otro suspiro y puso el punto. Y en su pensamiento vio al joven de su relato bordeando la mar rumorosa alejarse silencioso, embriagado de tristeza y de soledad, en medio de la cual sus ojos la ausencia de aquella altanera beldad lloraban, dolido de que aquellos frescos labios a los suyos ya no besaran.… Y dos lágrimas el improvisado escritor por sus mejillas dejó rodar…

JAGOT

COMPONIENDO

¡Eres bella, oh joven limeña, hasta volverme loco! Tu cabeza noble, tu rostro dulce, tus cabellos pendientes sobre tu frente en graciosos rizos, tu fresca boca que respira el aroma del jazmín y el cimbreo de tu armonioso cuerpo con transporte contemplo cuando te veo pasar.
¿A qué tu vestido oculta tu espléndido cuerpo? ¡Desciñe de tus soberbios hombros sus tiras y deja que a tus pies caiga develando lo más bello que tienes! ¡Déjame pasmarme ante la joven altura de las manzanas de tus senos tan redondos y tan puros! Como la hiedra que se enrolla en la corteza de un árbol, ¡deja a mis brazos estrechar en pleno tu mármol; deja que, a la sombra de estos paisajes nemorosos, corran por tu cuerpo mis dedos trémulos y mis labios amorosos!
Grabar este texto en el disco de su computadora quiso un ingeniero para colgarlo en la web.

JAGOT

Robota

El primero en probar a “Robota” fue su padre, Yuri Karaminova, discípulo del genial Dmitri Moiséyev, primer ingeniero ruso en jugar ajedrez contra una computadora.
Robota no era máquina, ni cosa tangible. Fue un software estratégico de la avanzada rusa en “sexo-tecnologías web”. Cien por ciento prostituta, noventa por ciento artificial, bromeó el Jefe de Estado soviético luego de que gran parte del mundo fuera subyugada bajo su puño. (Siempre queda un resto espiritual en el crear humano, en este caso, los sobrevivientes hablaron de olores, del estremecedor sonido de su voz). El video del test 01 disparó la idea: Allí se ve a Karaminova enchufado a millones de electrodos y procesadores de datos por los que Robota se echa a correr. En el límite de la excitación se produce en el hombre una suerte de transmaterialización. Todo lo que queda en su lugar es una enorme porción de semen.

Dr. Kokoro

Mi denuncia

Impresiona la alta velocidad, en magnitudes históricas, de los avances de la tecnología en cualquier rama del saber… Revisando la web conocí un enfoque que demostraba como miles de eventos hubieran tenido un final diferente si los protagonistas hubieran contado con el celular, la computadora, el video y el disco en sus múltiples variedades.

Soy ingeniero y no hubiera podido crear mis proyectos, desarrollar mi labor, sin contar con una actualizada base de datos, el software indicado, así como la máquina precisa para grabar, imprimir o fotocopiar los resultados.

Veinte años atrás todo era más difícil y demorado. Duele pensar que el acceso a estos medios todavía, en pleno siglo XXI, está vedado a millones de personas de todos los continentes. Si aceptamos que el conocimiento se duplica en ciclos de menos de veinte meses, debemos convivir con un subdesarrollo tecnológico que aumenta en progresión geométrica para los marginados. ¡Denunciémoslo!

Seudónimo: BABALAGGUANA.
EL PREJUCIO

Después de cinco horas frente a la computadora, apagué el último cigarrillo y me di cuenta de que, crear el personaje del ingeniero no iba a ser nada fácil. Tenía pocos o escasos datos sobre la posible personalidad de un ingeniero. Por otro lado, no conocía a ninguno. Traté de relajarme, pensé que estaba buscando en el lugar equivocado, estaba prejuzgando a mi personaje, sólo pensaba en un ingeniero, nada más. Tomé un disco, lo puse. Claro de luna comenzó a bañar la habitación con sus soporíferas modulaciones. Imaginé el rostro de mi personaje, su voz, su sonrisa. Proyecté su imagen en mi habitación. Al rato ambos charlábamos de música y literatura. Al ingeniero le gustaba Poe como a mí, y le encantaba Beethoven. Claro de luna siguió sonando y nosotros seguimos platicando durante horas. Horas en la que pude encontrar a mi personaje y escribir muchas páginas sobre él.

gercy

¡TÚ NO ME ATRAPARÁS!

Y ahí estaba yo frente a una computadora, para iniciar por primera vez, un viaje por el intrincado mundo de la internet.
Sabía como ingresar. El ingeniero de sistemas cuando instaló el software, me dio algunas instrucciones básicas.

Mi mano temblaba sobre el mouse y respiré profundo. Bastaba un solo clic para que por arte de magia, cobrara vida esa máquina inerte y de su vientre surgieran miles de páginas web exclusivamente para mí.

Recordé el proceso para crear programas y guardarlos en el disco duro. Podía disfrutar de videos musicales con mis artistas favoritos, navegar por espacios desconocidos, conocer gente de todo el planeta.
¡Cuántas cosas maravillosas se me brindaban con tan sólo hacer un clic!

De pronto, se paralizó mi discernimiento. Sentí miedo por tanta tecnología y no fui capaz de hacer ese clic. Rápidamente apagué ese monstruo electrónico y mirándolo le dije: ¡No, tú no me atraparás!

Leon Evar
Formatear

Como experto reparador de computadoras, conozco bastante bien cuáles suelen ser los principales problemas por los que la gente pide mi ayuda.
“La máquina no funciona” es el más ambiguo y conocido, y “creo que he borrado mis datos” no le va en zaga. El listado de fallos crece exponencialmente cuando los conflictos pasan a ser culpa del software, del disco o directamente de todos y cada uno de los ingenieros que alguna vez conspiraron para enloquecernos mientras nos enfrentamos a un ordenador.
La solución más dolorosa y definitiva que sale de mis labios en esos casos es siempre la misma: formatear y reinstalar todo de nuevo, a costa de perder recuerdos y años de trabajo no resguardados en un backup. La pena con la que todos reciben la noticia es casi la misma que la que yo siento ahora mientras mi mente va perdiéndose por entre mis gastados circuitos.

Seudónimo: Marsella
Amor virtual

Mi computadora se ha peleado con su novio. Lo sé porque ya no lleva el pen drive dorado en el puerto USB, aquel que le había enviado por ebay.
Me colé en su email, y mis sospechas se confirmaron; ni un solo mensaje en un mes. Estaba destrozada. Las máquinas no lloran, pero el ventilador ya no tenía fuerzas para girar, y el disco duro estaba blando de tanto sufrir.
Intenté animarlo contratando a un ingeniero para que cambiase su software y limpiase sus datos, pero era una máquina muy cabezona, y al final, por no aguantarla, acabé utilizando la del vecino.
Andando el tiempo, navegando en una web de contactos, casualmente conocí al amor de mi vida. Lo gracioso ocurrió el día que quedamos para conocernos: hasta que vi entrar a mi computadora en el restaurante, jamás hubiese imaginado que los ordenadores tuviesen ruedas.

Seudónimo: Yume
Carta Anónima
La carta anónima decía: Ingeniero Juan Pérez, si me despide destruiré sus máquinas, computadoras, datos, discos, su casa, a su mujer, a sus hijos. Alargué mi mano tratando de alcanzar la lista, perdí el equilibrio y me desperté sobresaltado; en mis manos sudorosas tenía la lista de despidos, la revisé y taché uno por uno a todos los posibles autores de la carta. No quedó ninguno. Entonces anoté un solo nombre: Juan Pérez.

Autor: "El Ingeniero"

De abajo

El ingeniero de sonido fue el último en salir. Era una disco con capacidad para más de dos mil personas. Los gritos y sollozos se arremolinaban con el humo, los escombros y los cadáveres. Nadie entendía nada. Los bomberos organizaron grupos celulares de rescate con los numerosos voluntarios que acudían por los avisos radiales.
Nadie sabía qué había pasado con el resto de la banda. Al sonidista hubo que doparlo porque estaba fuera de control “Vino de abajo, de abajo… ¡Se los tragó!” repetía.
Las cámaras de video registraban el trabajo de las máquinas que excavaban cada vez más hondo...

Seudónimo: Cezary Novek

Ciencia de Babel

Mi amigo, un ingeniero recién recibido, no tuvo mejor idea que enamorarse de una mina que lo único que buscaba era tener un fangote de guita entre sus piernas. La muy turra le pedía las típicas cosas que se piden ahora:
ipods, celulares, y demás aparatos que vienen con todos los chiches para grabar videos, crear páginas web, etc. Claro está, no por materialista también tonta, le pidió irse de vacaciones a algún lugar exótico.
A semanas de su partida, envió un mensaje de texto grupal comunicando que mi amigo había muerto harían uno o dos días atrás. Al parecer, habría tratado de escalar una montaña, hizo un movimiento en falso, resbaló y se quebró el cuello en el acto.
Qué descuidado de su parte, a decir verdad. Si la memoria no me falla, recuerdo haberle enviado un mail contándole lo seguro que se está detrás de una computadora…

Pseudónimo: Octavio Oliveira

LA MEJOR ESCUELA

La Tecnología Informática ofrecía nuevos prototipos y cánones de enseñanza y yo, como un educador de secundaria, con mis métodos tradicionales tan obsoletos, me estaba quedando en el ayer.

Me impuse el deber de ingresar a ese mundo desconocido y fascinante. Una computadora me abrió sus espacios. Navegar por sus entrañas, con sus programas software actualizados, me brindó herramientas poderosas para hacer mi labor más atrayente y renovada.

Crear en mi mente y grabar en su disco duro percepciones, informes, datos y proyectos, se hizo rutina indispensable día tras día. Cada página web me dictó cátedra para canalizar conocimientos en beneficio de mis alumnos y el mío personal. Esta máquina electrónica ha sido la mejor escuela de aprendizaje y evolución.

Leon Evar

UN ALGO DE FELICIDAD

De repente, supe que alguien había cambiado mi rutina cotidiana. Busqué el origen y la vi. Era ella, la computadora que llegó sin pedir permiso, datos, o razones para estar en mi vida.

Y fue en ese instante cuando empecé a amarla, de tal manera, que invadí con mis sueños su corazón virtual, para hacerla de alguna manera más mía y sentir que se humanizaba, con cada página web que me ofrecía, transformándose en algo imprescindible, como el aire para respirar.
Comprendí que la tecnología había tocado a mi puerta y no podía dejarla escapar. Ella era la máquina perfecta, el ideal soñado, para ayudarme a crear y concretar todo ese mundo que vivía en mi interior. Le estampé un beso en la pantalla y al grabar el primer video me sentí orgulloso de ser su dueño. Ella era parte de mi felicidad.

Leon Evar
"EL GUATE"

Era un hombre que decía ser Ingeniero andaba con un Celular grandote,cosa que tenían pocos en el pueblo Yo lo veía venir imaginándome si tuviera una cámara lo grabaría y podría crear un Video pero no, a lo más que llegaba a tener era un tocadisco de vinilos que ya ni sonaba de lo estropeado. Se me acerca y me pide la dirección de Noris la maestra, le di los datos de su casa que estaba cerca de la Radio pasando la plaza, dijo que era parar arreglarle el Software de su Computadora o algo así según supe después ellos se escribían siempre pero no cartas no, por algo que mientan Web Al final se fueron juntos a otro pueblo Yo no, sigo aquí ganandome la vida con la maquina de afeitar de mi papá.

Raaliotty

AROON

Siempre que oigo o leo la palabra Computadora,pienso en mi sobrino Aroon, pues el la llama mi pc y al Software programa,Datos es la data y dígame al Video vidrio, no les digo al Celular movil. Si ustedes lo oyerán hablar; "Epale pana acabo de Grabar unos vidrios en el movil y voy a encender la Maquina para Crear un vidrio con el programa que tengo en el Disco y subirlo a la Web. Ustedes lo entiende? yo a medias, aja! Se me olvidaba el Aroon tiene 20 añitos y ya es Ingeniero de Sistema. Por dios!!

Raaliotty
Vida compartida

En mi casa somos dos: mi computadora y yo.
Yo pienso y ella graba mi memoria. Quiero información y ella me la entrega con sus webs. Yo creo y ella guarda mis datos. Me entretiene con sus videos. Jugamos a veces. Me presenta nuevas amistades. Inmejorable amiga cuando estoy insomne. Y todo me da con su corazón de disco duro, menos lo que más necesito: un abrazo y un beso.

Aylus
La momia

Estoy deseando ver la cara que pondrán primero las enfermeras cuando me quiten un poco la venda y no vean nada. El médico se acercará a comprobar qué pasa y soltaré un alarido de dolor, fingido, cuando sigan retirando más venda. Finalmente mi muda artificial quedará suspendida en la camilla y yo, por fin, escaparé de este maldito hospital.

Pseudónimo: Ohiyesa
PODER

Mire doctor, estoy informada, no seré erudita en medicina pero tampoco me subestime, vine al hospital, no precisamente en ambulancia, ni con enfermera escoltando una camilla, sin síntomas, puro control de rutina, ahora me pregunto cómo me alcanzó el cáncer, un tumor líquido que transita por mi cuerpo sin provocar dolor, usted seguramente respondería que menos internet, señora, y más confianza en los médicos, ya sé, doctor, que lo mío no es terminal, y que usted quizás haya aliviado al paciente que salió cuando yo entraba, sólo con unas pastillas, (del laboratorio que le regala un viaje al Caribe), sin cirugía, sin láser, aparte por dios la vista de mi cuello inflamado y repita que el protocolo dice nada de operar, el bisturí no me salva de lo que se viene, pero tampoco me salva del poder que usted cree tener sobre mí, paciente no es sinónimo de súbdito, doctor.

Nidia Mercol
Perspectiva

La ambulancia había llegado con el último caso para operar en aquel improvisado hospital cerca del mar. El team médico estaba agotado. Desde que llegaron al lejano lugar de su misión, apenas habían comido y descansado. Con ética curiosidad, rodearon la camilla, fijando la vista en el aterrado ser que transido de dolor la ocupaba. No faltaron miradas de compasión y hasta repugnancia ante lo que vieron sus expertos ojos. Era notable el cáncer en la extraña piel violácea. Ninguna medicina había resultado efectiva y ahora se imponía la cirugía. La enfermera principal, a pesar de su obesidad, se movía veloz, acercó el equipo láser y le introdujo la pastilla magnética para el bisturí automático con uno de sus ocho hábiles tentáculos mientras pensaba: -Pobres humanos, a lo que han llegado intentando detener su natural extinción, somos sólo eslabones en la eterna cadena evolutiva de infinitas especies cósmicas.

Seudónimo: Galatea

Belleza

Me siento violentada ante la mirada profunda de la enfermera. No tiene permiso para traerme un espejo, el médico se lo prohibió terminantemente.
Ella de ningún modo puede entender mi lógica disparatada, pero estoy feliz.
Ellos piensan en cirugías, en el bisturí recorriendo la geografía de mi cara destrozada.
Reitero mi pedido y se que la atemorizo con mi voz ronca. El dolor se mitiga suavemente cuando recuerdo; pude escapar con vida del incendio y de aquel maldito explotador y estuprador.
Ya no sirvo más, la belleza es un arma de doble filo, que no pretendo experimentar nuevamente.
Repaso mi vida en un cerrar de ojos, y repito; soy feliz; mi vida comienza nuevamente.

Seudónimo: Bellavita
Cara y cruz
La cara del tipo que ocupa la camilla de al lado me resulta familiar.

Pulso el botón y llamo a una enfermera. El dolor se hace más agudo una vez que los efectos de la anestesia pasan. “La operación ha ido bien, permanecerá en el hospital una semana”, es todo lo que ha dicho el médico, un afamado cirujano plástico que ha reconstruido mi aguileña nariz.

Miro el reloj, son las 12.30, 22 de marzo, sonrío pensando en la tecnología japonesa. Salgo al pasillo, pregunto al celador que descansa en un banco, “¿qué día es hoy?”, sorprendido contesta, “22”, como un martillazo comprendo que he perdido cinco días de mi vida, y nadie se ha preocupado, tal vez debí confiar a alguien mi ingreso en el hospital.

Regreso a la habitación, me dirijo a saludar a mi vecino y caigo desmayado tras comprobar que ahora él tiene mi cara…

Tacmanio

UNA TARDE SOMBRIA

El ulular de la ambulancia resuena en mis oídos, médicos y enfermeras con rapidez bajan la camilla donde van a trasladar a mi pequeño al hospital cercano.
Era un día soleado, un grupo de niños jugaban al fútbol en la plaza del lugar, de pronto la pelota corrió hacia el medio de la calle, en su entusiasmo algunos chicos corrieron a buscarla. El chillido de una frenada, un golpe y gritos, hizo que los adultos corriéramos hacia allá.
Un sudor frío cubrió mi cuerpo, creí que mi cabeza estallaba, no podía creer lo que estaba viendo, mi hijo, mi pequeño Jorge estaba caído en el pavimento en un charco de sangre.
Y ahí llegaron ellos, hombres y mujeres de blanco de movimientos rápidos y espíritu abnegado dispuestos a aliviarle el dolor .Pero todo fue en vano, la muerte pudo más, se llevó a mi hijo para siempre.

EVE SOUVIL

Ingreso

Contar. Contar no es nada fácil y menos cuando se trata de uno mismo. Soy Andrés Prat Medico cirujano, pero por los caprichosos vaivenes del destino aquel martes me tocó ingresar al hospital de un modo distinto.
Entré como paciente en estado crítico, nadie me reconoció, supongo por el mismo estado del que cuento, recuerdo el dolor, carreras, camillas y a una enfermera haciéndome un torniquete en el brazo izquierdo, al tiempo que otra me llamaba por mi nombre pero sin mirarme, recuerdo un celular que no cesaba de sonar, pero sobre todo, tres palabras. SE NOS VA…
Una luz blanca me despertaba en la calma de mi hogar, era de madrugada; mi esposa dormía; atendí el llamado, sabía bien que seguramente sería una emergencia; la besé, fui a la habitación de los niños y con la tranquilidad de saber que mi familia descansaba en calma partí rumbo al hospital.

Abrilodin

MENSAJES DEL ALMA

El neurocirujano, el ingeniero en sistemas y el medico forense obtuvieron el permiso judicial. Ahora solo faltaba que la próxima tragedia sucediese para sacar de ella el más alto provecho. Los días alargaban la espera y cada minuto pesaba en el alma de estos profesionales. Finalmente ocurrió. El cadáver fue trasladado a la morgue judicial. Hasta allí fueron ellos. Con ansiosa dedicación desenvolvieron todo el protocolo antes ensayado. El cuerpo de la joven reposaba sobre el frio mármol. La computadora, montada sobre una mesa, dejaba ver infinitas conexiones. El neurocirujano con una pequeña incisión insertó el chip dentro del cráneo ede la mujer. Mientras el forense relataba sobre el micrófono cada detalle, el ingeniero echó a rodar el proceso. Finalmente, en la pantalla encendida, comenzaron a proyectarse las últimas imágenes que los ojos de la victima captaran. Con absoluta nitidez apareció el rostro del atacante. Caso resuelto auguraron los amigos.

PABLO PABLO

MAMÁ

Me dejó el recuerdo de su piel añeja, sus ideas frescas y su seguridad. Transité los días bajo su cobijo, cuando ser bastardo era una afrenta. Me animó en las penas y en las alegrías el pródigo encanto de su carcajada se unió a la mía para festejar. Me dijo mil veces “eso no conviene” y aprendí en el golpe toda su razón. Mimo y chirlo fue la mejor materia que la maestra supo enseñar. Cuando la malvada enfermedad la acorraló, su mirada triste atravesó mi alma. Mi sangre se heló cuando la vi acostad mirando sin ver a la eternidad. Su cuerpo frio negó la tibieza, es que hizo falta un infierno para apagar su pasión. Se fue callando al silencio y dándole la mano al Creador. Me dejó el recuerdo de las mañanas de sol y la radio encendida, de los juegos…, me dejó su amor.

APOLINARIO
No estamos solos

“Nada más saludable que pasar una noche al aire libre, en familia”, solía decir papá, médico de profesión, cuando me llevaba a las afueras del pueblo a mirar las estrellas.
-¿Cómo se llaman esas, papi? –recuerdo que le pregunté una vez, presionando el láser que tenía en mi mano para señalar un porción del cielo.
Él, dirigiendo su vista hacia el lugar indicado, me respondió:
-Esa es la constelación de Cáncer. Y aquella esfera luminosa es el Sol.
Entonces noté que a lo lejos había un astro que apenas se veía:
-¿Y eso qué es? –pregunté extrañado.
Papá rió:
-Esa, hijo mío, es la Tierra, un planeta en donde los lunáticos del observatorio aseguran que podría existir vida inteligente.
E. T. Ufo

LA VIDA Y LA MUERTE EN EL TÚNEL BLANCO

-Espero que la cirugía le proporcione tan sólo unos minutos.- dijo afligida la enfermera al médico.
Pero a pesar de los esfuerzos, su palpitar había cesado.

Avanzando hacia la luz, un destello aún más resplandeciente se interpuso en su camino para hablarle.
-Detrás de la luz está La Verdad.
-Pensé que nunca te conocería.
-Te equivocaste. Todo conocimiento yace en ella.
-Entonces ¿lo sabés todo?
-Pero lo olvidaré con mi maduración. La Verdad, junto con lo que hablemos, perseverará por siempre en mi inconsciente.
-Entonces… sólo diré: “La felicidad emerge por sobre todo. Siempre estaré contigo, hija”.

En el mismo hospital, a metros de la habitación, la vida se abría camino.
-¿Cómo se encuentra? ¿Podrá conocerla?- preguntó la mamá apenada.
-Lamento ser quien le informe, que su esposo… ha fallecido.- soltó la enfermera.
Ahogándose en un mar de dolor, sólo bastó con mirar a su beba para navegar en felicidad.

Seudónimo: Avidya

ÁREA DE ONCOLOGÍA

Recuerdo con absoluta claridad los impolutos pasillos del área de oncología del gran hospital, allí los quejumbrosos enfermos de cáncer emitían sus alaridos de dolor previos a la muerte, que recorría el pasillo dejando a su paso un frio
halo de devastación.
El médico, con el bisturí ensangrentado aún en mano, había salido de la sala de cirugía, y con un aspecto, que me pareció poco prometedor, informo a la familia del rotundo éxito de la operación. Junto a él, aún con los guantes ensangrentados por la operación, que rápidamente atiné a quitarme, conduje a la exultantes mujer e hija del paciente, a una sala en la cual, como enfermera principal de la operación que era, les informe de todos los detalles de la intervención.
Finalmente me alejé contemplando como aquella familia, le había robado un asalto a la muerte, devolviendo a aquel pasillo un poco de calor y esperanza.

FIRMADO, LINA.

El cirujano y su enfermera

EL médico cirujano llamó desde su despacho del Hospital a la enfermera antropófaga, la incipiente obesidad de ésta le intranquilizaba a la hora de ir a operar.

Autora: Fàtima Beltrán Curto

Mi salvador

Te pierdo y me suicido con un bisturí, no, mejor con pastillas porque duelen menos ¡Un cáncer! tampoco, eso sería una maldición. Me tiro delante de una ambulancia ¡Qué tragedia! ¿Una cirugía? ¡Ni loca! cuestan mucho. Definitivamente, me mato con pastillas; y el médico que se niegue a dármelas se las tendrá que ver contigo. Jamás permites que me hieran.

AGETNA

Diagnóstico

Tu cáncer no tiene remedio. Busca a la enfermera y entrégale las pastillas que te sobran. Para evitar el dolor tómate una por día y no regreses a verme. Esta noche cenaré con mi familia. Si llegas a mañana, entonces ven.

AGETNA

Aviso

Me hacen falta unas nalgas, al menos eso es lo que dicen las enfermeras. Si alguna me preguntara respondería que sin ellas soy feliz, y no sería mentira ¿Para qué tenerlas? Pero todas aseguran que las necesito. Por eso pusieron este anuncio en las camillas, las ambulancias y todas las revistas de medicina:
“Se solicitan unas nalgas, grandes, paraditas y musculosas. Para mayor información contactar con el puesto médico y preguntar por las jeringuillas.”

Agetna.

LA PARCA

Era medianoche. Durante los cinco meses en el hospital tras haber sobrevivido a un accidente vial y a veintinueve cirugías reconstructivas, jamás había tenido la necesidad de llamar a la enfermera para que me tomara los controles fuera de los tres horarios habituales. Pero ese día era distinto. No había motivo alguno para que sintiera tanto frío y dolor. Mi supuesta y extrema palidez sorprendió a la enfermera, quien procedió a tomarme los controles pertinentes. No sólo el pulso, sino también la presión y la temperatura estaban muy por debajo de los niveles normales. Tomé la pastilla, me incorporé y quise hacer una broma. Le dije que no se preocupara, que debía de ser sólo la muerte que venía a buscarme. Pero no se rió y me pidió que hiciera silencio. Se escuchó un portazo en la habitación de enfrente. “Quedate tranquila. Evidentemente, ésta tampoco era tu hora”, dijo.

Gelsomina

NANA
Las pastillas no servían ya, ya nada servía, el cáncer se extendía por todo su cuerpo y le dolía la garganta de tragar medicinas, los médicos le decían que aun había esperanzas pero él sabía que no, las enfermeras ya lo miraban con pena, por que aun era joven para morir, o eso decían. A él no le parecia que hubiese una edad para morir, si debía ocurrir entonces, a él no le importaba. Solo quería que cesase el dolor que le nublaba la vista, quería dejar de oir las crueles sirenas de las ambulancias que se paraban delante del hospital, quería que todo terminara. Pronto.

SUNALIS ERU

GUERRERO EN SILENCIO

En la mesa solo habia un bisturí, como si esa fuera la unica opcion: operar. Si lo rozabas aun podías sentir la adrenalina corriendo por las venas de el primer médico que lo usó, una sensación que te atravesaba como un láser. Como cuando las sirenas de las ambulancias suenan cada vez más fuertes según se van acercando al hospital, como cuando sientes que el dolor no es más que una medicina para un dolor aun mas grande.

SUNALIS ERU
Se observaba una sala de espera llena, mujeres, hombres, niños y bebés querían ser atendidos por alguna enfermedad insignificante como la gripe o incluso un simple resfriado. Algunos se quejaban por dolor, otros porque les costaba respirar… etc. La gente formaba largas colas detrás de las puertas de las habitaciones esperando ver al médico pues se negaban a aguardar en la sala de espera. El problema era que eran pocos médicos y muchos pacientes que atender. Una enfermera mandó entrar a una señora histérica a una habitación para averiguar lo que le pasaba.
-¡Me duele! Chillaba.
-Tranquilícese señora. Le dijo un médico.
-¡Tengo unos granos muy gordos en el brazo! Repetía.
-No se preocupe, mucha gente lo tiene, bébase esto que le anestesiará y se los quitaremos con un bisturí.
- Gracias, siento haberme puesto histérica antes.
-Ningún paciente debe ser impaciente. Dijo el médico.

Marta Princesas
MUY TARDE

¡Cállenlo!

Un autóctono vocifera sobre la cabina de un camión: “¡ETA tras la esquina, llamar a la Poli, CIA, Ejército Nacional!”.

No es más que un baladrón de suburbio, abuchean todos. Nadie tira puente a su aviso. Su farol mental se prende y trepa un árbol para así soltar la fuente de su bronca. Resbala y es tatuado en sangre por el túnel de las ramas. Bomberos le ven caer junto al semáforo en rojo. No lo socorren, pues una bomba explota tras la esquina y ya está, muy tarde para todos.

Pseudónimo: Tóber Llacur
á a la nube

Desvaído el horizonte, que se robaba a raudales los suspiros de las tiernas muchachas argentinas, que paseaban sin temor de un ladrón con los bolsos silvestres, así era la suma: estatua, túnel, riel, bombero y farol; y un par de cabellos, un ángel. Desvaído el horizonte, labriego despertaba en aquella lejana ciudad con el quizá tardío. Y en una noche el eclipse: besó el transe en que han de mutar las rubias-negras condenas, y una noche de aquellas, el arrabal en blanco se desplomó sin más que una fiera en la sombra. Quizá era tarde para describir el mausoleo, quizá era tarde hasta para decir que no era un horizonte y las nenas no eran argentinas. Quizá era tarde; hasta para narrar la peor historia que se pudiera conocer, un horizonte en la mañana.

Popy Borlo

HABEMUS REGINAM

Ella solo aprendió a decir sí. Sí aquello, sí lo otro, sí siempre. Era fuente rebosante de humillaciones recibidas, árbol caído del que todos hacían leña.
Hasta que cierto día Dios se apiadó, manifestándose en persona para honrarla en su Reino Divino. La embistieron lágrimas, extasiada por la atención –aunque tardía– a sus antiguas plegarias. Pero no derramó siquiera una, y le arrojó un titánico no acumulado a través de años y desatenciones. Cruzó los suburbios de la vida, y eligió el otro túnel, orgullosa, realizada, deprisa y sin voltear hacia atrás. Ya tenía la fuerza negativa para trapearse a gusto al mismísimo Diablo, y haría del Infierno un cuartel desde donde joder a sus mortales deudores, a través del puente de su rencor.

Pseudónimo: Tóber Llacur
Se desvió en la siguiente calle, cuando alcanzo a percibir el auto azul que sobresalía del garaje; ese donde relevantemente, una estatua decoraba uno de los laterales.

-Hump! Policía te haces llamar…- dijo acercándose la entrada de la casa con un paso sutil pero acelerado.
Arrancó el farol y lo usó para atravesar la puerta, solo para que cuando Adrián saliera a descubrir el motivo del “destructivo” ultraje, el hacha rebanara simétricamente su cabeza.
-ni tu elegante recorrido celestial, ni la imagen de la belleza que pudiste tener en tus manos, fueron contención… o decir, “la” expresión sanadora, de esos deseos mal concebidos, maldito artista carroñero…- y desapareció, ante el cadáver de quien ya no desgarraría la vida de más niñas abusadas en una ciudad “ausente”.

Autor: ZAF
Jesús Luna


La candente madrugada del nueve de diciembre de 1893, don Jesús Luna se paseaba con un revólver, por la habitación donde yacía, muerta, su amante. La víspera de aquella hora sombría perseguido por una pesadilla tenaz; había soñado a una bella desnuda, disimulada tras una fuente con una estatua, llorando sin consuelo. A medianoche, lo despertó un grito multitudinario que estremeció la noche. Al hijo del doctor Alejo Luna, le bastó una vez para comprobar la muerte a su lado. Fatigando las sombras, alcanzó a ver una silueta que escapaba al galope. Intentó dispararle, pero apenas sonó la descarga fue derribado por dos balazos simultáneos, cuyo origen no pudo precisar. Contuvo el aliento, convencido de la profecía oculta en el sueño. Herido por dos balas mortales, creyó ver un túnel oscuro. Alguien advirtió a los bomberos del incendio, pero para ese entonces, Jesús Luna, calle abajo, ya estaba muy lejos.

(Seudónimo: Leonardo Siré)

La segunda muerte

Yo no quise verla a mamá en el puente, pero la vi. Subió, subimos, la calle en silencio. Ella llevaba el arma de papá y mi foto vestido de bombero. Hace días ejerce el recurso del llanto. Desde el nublado día del accidente con la camioneta. Aquella vez, papá regresó a casa llorando. Mamá sufrió mucho por eso. Lo sé, porque sus ojos también lloraron. Él quiso abrazarla, intentó, pero ella lo apartó. Desde entonces, llora por la mañana y por la tarde; y en las noches, también llora. Procuré hablarle, pero no supo escucharme. Solo acariciaba, besaba mi foto, decía mi nombre. Pero hoy ha llegado hasta los suburbios, ha mordido el caño y apretado el gatillo. Luego, ha vuelto a mimarme y sonreírme ¡Qué alegría! Hablaré con papá para que no tenga tristeza. Esta noche, mamá dormirá conmigo; en aquel inocente mármol blanco, donde suelen dejarme flores.

(Seudónimo: Leonardo Siré)


Era de Madrid, microrrelato
Había caminado esas mismas calles, tantas veces, durante toda su vida, que sus pasos eran de algún modo mecánicos.
Pensaba, mientras el semáforo de la esquina de la calle de la vieja usina le daba paso por quinta vez.
Llevaba puesto un vestido blanco estampado. Ese que se había comprado hacía ya veinte años en su último viaje a Europa. La movida madrileña, se dijo. Aún le quedaba.
Un auto de policía con las sirenas encendidas que correteaba por la avenida la ayudó a volver en sí. Miró el semáforo por primera vez, como quien espera un guiño en un juego de cartas. El semáforo le daba paso por séptima vez. Cruzando la calle, tomaría un taxi. En ese momento, en la radio una canción de Mecano la haría recordar que había hecho ese trayecto tantas veces durante su vida, que era casi un acto mecánico.

La ballena.

LA NOVIA FANTASMA

En Sevilla, me hospedé en la finca de una gran amistad. En la segunda noche, acostado bajo la claridad lunar, sentí entrar sigilosamente al aposento, una novia. Vestida de blanco, con un velo que daba misterio a su rostro, y aquella minifalda de tul exaltando sus bellos contornos. Sentí frío muy extraño cuando su mano enguantada palpó mi diestra, hombro y labios. Entonces giré para no verla. Un incontenible y horroroso erotismo me tentaba poseerla. Al asir su talle, pronunció gangosa interjección; entonces aterrorizado encendí el farolito. La estancia parecía estar llena de aromas nupciales. Al levantarme, halle sobre la colcha unos ramitos de azahar.
Esa mañana, al desayunar, avisé a la dueña. Ella, al rato, mostrando un atuendo esponsalicio, reveló llorosa:
_ La novia era mi hija, no pudo estrenar este ajuar.
De inmediato, agradeciendo, salí del lugar, porque ¡alma en pena era esa novia!

AUTOR/SEUDÓNIMO: EL ARTÍFICE DE SUEÑOS

MI CULPA

“Fue mi culpa, mi culpa”, susurró el niño ante el juez, “No quise hacerlo, pero fue más fuerte que yo”. “Ajá – gritó el hombre de blanco – ha reconocido su falta, y merece que se le castigue como es debido”. El juez miró al niño. luego miró al policía que lo detuvo cuando quiso huir entre los autos, y luego subiéndose a uno de los tantos árboles que adornan la fuente del parque central de la ciudad. En la puerta del juzgado una camioneta de la penitenciaria de menores se detuvo a la luz de los faroles del edificio. Dentro, el juez examinó con la vista al chiquillo ¿Qué debía hacer? ¿dejarlo libre? ¿o darle su castigo? La ley es la ley, pensó y todo crimen tiene que tener un castigo, hizo una seña, le colocaron las esposas. Si, ese niño debía recibir su castigo, aunque sea por robar una manzana.

El Escribidor

EN LA NOCHE OSCURA

La noche dejó caer su manto, la gente se apresuraba en llegar a sus casas. Nadie divisó una sombra agazapada en una esquina solitaria, los faroles de la ciudad cobraron vida, iluminando con su tenue luz las calles, un solitario búho ululó en un árbol cercano. El ladrón salió de su escondite, y con la agilidad propia de un gato trepó un muro hacia una ventana abierta, mientras con atenta mirada vigilaba que los conductores de los autos que pasaban no se dieran cuenta de nada. En la oscuridad de la habitación se dispuso a robar, cuidando de tener oído atento a las distantes pisadas en el pasillo, escogió joyas caras, que podría vender bien. De pronto un ruido lo sorprendió, el picaporte giró, y la puerta se abrió, con agilidad el ratero consumó el crimen, matar al intruso. Cuando la policía llegó todo había terminado y el criminal fugó.

El Escribidor

AÑO NUEVO

En la ciudad, todo mundo se prepara para recibir un nuevo año. Risas y alegría es el preludio a una gran fiesta, el ánimo festivo se respira en las calles y plazas. En cada esquina se puede sentir el ambiente de jolgorio, árboles adornados de lo que fue la navidad contribuyen al colorido. La gente saluda a sus vecinos desde sus autos al pasar y a luz de unos faroles, algunos comienzan a hacer sus representaciones para despedir al año que se va, muñecos con ropa vieja y trapos y cohetes en su interior. Hay alguien que prepara un muñeco con cuidado le da la forma correcta, le dibuja una cara feliz en la cabeza y espera que a la hora de quemarlo, le augure un año lleno de éxitos. Es la hora, el reloj da las doce y el aire se cubre de explosiones que anuncian un nuevo año.

El Escribidor

PROPENSA A LA LEALTAD

Recuerdo aquella vez, esa tarde de domingo. Oí el maullido sonar detrás de la cortina. Me alarmé.

Era la eterna gatita, aunque la madurez le era incipiente, llamada Lin. Me buscó para dar fe de su primer parto.

Le seguí, le observé. Era increíble pensar en aquella minina tan arisca que trepaba los árboles frontales, jugando bajo los faroles encendidos, haciéndome temer por su vida frente al venir repentino de los autos, estuviera participándome de tal evento.

Me emocioné. Entendí que debía permanecer a su lado, expectante en el lugar que había escogido para parir, como estatua. Me convirtió en la fuente de su tranquilidad. Recorrí sentimentalmente el túnel de la lealtad, me conecté con el momento. ¡Qué maravillas pueden brindar estos seres!

Estos elementos tan típicos de la ciudad, pero que no se disfrutan tanto sin recuerdos endulzados con arte de abstracción.

Tyron

LTIMA VÍCTIMA

La policía catalogó su primer asesinato como crimen pasional. En efecto, después de acuchillar a su mujer junto al amante, se había dado a la fuga. Repitió su dosis de placer una vez cada tanto. Meticuloso, observaba día y noche a sus victimas. Les seguía en su auto por calles y suburbios. Eran hombres o mujeres que asistían al teatro, a leer en la biblioteca, al cine independiente, al conservatorio. Se inclinó por los lectores rutinarios. Aunque escasos, disfrutaba del encanto de casi poder leer y seguir las líneas de las tramas, antes de pasarles la navaja por la garganta. Tras deambular entre esquinas, túneles, fuentes y faroles; la desesperación le llevó a cometer su primer gran error. Eligió al azar un lector de cualquier cosa. Como un ladrón al acecho, desenfundó el cuchillo, el corte debía ser rápido y letal. La víctima, con ingenuidad, sigue leyendo estas cómplices líneas.

Ovidio Astrea
EL ROBO DEL TALISMÁN

Encaramado al árbol más alto de la colina, el joven Giulio Dalorto contemplaba la ciudad. Aquellas calles rezumaban ancestrales envidias, odios enquistados en cada una de sus casas. Era perfecta. Sin pensárselo más, cruzó el puente.
No se había equivocado. En pocas horas entró al servicio del arzobispo. Todo parecía irle bien hasta que un día, a la altura de la Fuente de las Ánimas, un ladrón le robó su amuleto, su protección contra los venenos de este mundo. Si no lo recuperaba, podía darse por muerto. Salió corriendo tras el pillo aquél, pero al doblar la primera esquina ya lo había perdido de vista.
Horas después, en el palacete de su señor, al comer el primer bocado supo que su cuerpo iba a adquirir pronto la rigidez de las estatuas.
Su asesino sonrió enigmáticamente. Era ya el nuevo catador de venenos.

Angelino Dalorto

SOBRE NUEVAS PARANOIAS

Caminás por las vías insegura de lo que puede pasarte, te inventás mil posibilidades. Quizás entre la impune oscuridad se encuentre quien debería arruinar tu noche si tus presunciones se cumplieran. Aligerás la marcha para acortar el largo camino a casa. Cada paso representa un triunfo cuando se sienten ojos detrás de uno.
Al fin salís de las vías. Ahora la avenida será larga, autos que vienen y van a toda velocidad hacen que ni las incandescentes luces de los faroles te hagan sentir segura.
El semáforo siempre en amarillo no ayuda a tu situación mental, cualquiera podría pasar a cualquier velocidad, subir a las rotas veredas y matarte. Al ver policías rondar por la zona, te sentís segura, pero lo pensás dos veces y cambiás de idea.
Solo falta cruzar la plaza para llegar al barrio. Un borracho en uno de los bancos te horroriza y corrés, salvo tu sombra y tus pensamientos, nadie más detrás tuyo.
La primera calle del barrio te lleva al edificio donde vivís, el portero te abre la puerta de entrada, lo mirás con celo, nunca confiaste en él.
Pensás que el maltrecho ascensor que lleva a tu departamento podría caer.
Esto no ocurre y llegás ilesa a tu casa. Te sentís segura en tu hogar. Pensando en eso estás cuando te tropezás y caés por la ventana que habías dejado abierta.
Sin saber, así creás la que será una nueva paranoia para muchos.

FAKERFACU

EXTRARRADIO

Adentrándome en los suburbios en los que se ha convertido la ciudad, veo como todo se encuentra destrozado: un semáforo se balancea sobre un endeble cable, los túneles se hallan en penumbra. Los parques están vacíos, solitarios. No se escuchan risas de los niños, ni tan siquiera llantos.

Quizás no haya sido tan buena idea venir aquí. Quizás debí mantenerme al margen. Pero había algo en mí que me incitaba a seguir penetrando hasta en la más oscura de las calles de aquel lugar.

Conforme voy avanzando, me encuentro una estatua abatida, desplomada en el suelo, y junto a ella, algo brillante. Decido ir a cogerlo. Me resulta familiar, pero no sé dónde puedo haberlo visto antes, aunque a los pocos días lo acabaría reconociendo.

Comienza a llover. Parece una señal para volver a casa. Además, creo que alguien me sigue desde que entré preguntando por él en aquel bar.

Seudónimo: El Ingeniero
LA CHICA

Tras una pausa en lo alto del puente, siguió paseando bajo su sombrero marrón, ajena a todo cuanto pasaba a su alrededor. Dos grandes ojos azules del color del cielo decoraban su cara, radiantes de felicidad, junto a una gran cabellera rubia aterciopelada que le caía a ambos lados de la cara, y que contrastaba con lo grisáceo del paisaje.

Al llegar al final de la calle, dobló la esquina, y se encontró con él, a quien no había visto en años. El tiempo se paró en aquel instante: los árboles dejaron de mecer sus ramas, las nubes no avanzaban, el ruido cesó… La había encontrado. Tras numerosos viajes en auto por distintos países, él no había desistido en la búsqueda. Y allí estaban los dos, sin saber qué hacer.

Tras varios segundos eternos, corrió hacia ella, y la besó. Aquello que tanto habían ansiado estaba ocurriendo. Ya nada importaba.

Seudónimo: El Ingeniero

Éxodo experimental

Nunca había salido del pueblo. Había invertido los cincuenta y tres años de su vida en las labores campestres, y ya empezaban a cansarle; quería experimentar, quería cambiar su vida. Se encaminó hacia la gran ciudad.
En cuanto que llegó con su pequeño auto a la rotonda de la entrada una camioneta le rayó la puerta de una rozadura. Las constantes sirenas de bomberos y policías le exasperaban mientras que los semáforos y la congestión del tráfico le impedían llegar a su destino. Cuando, después de una larga odisea y muchas vueltas de más, por fin consiguió aparcar en los suburbios, bajó del coche y un ladrón le sustrajo la cartera. Ya había experimentado suficiente.

El Utopista

Ajedrez para la city

Cruzan con semáforos en rojo, eluden autos, corren como ladrones. Tienen cinco minutos para una partida con reglamento propio, donde una ficha de color verde dará la posibilidad de convertir a uno de sus peones en un francotirador con el que podrán derribar a un enemigo, en línea recta, en cualquier dirección, solo una vez en la partida.
Una ficha roja servirá para que un peón se inmole derribando a cualquier pieza oponente que esté en una cuadrícula contigua. Y la ficha amarilla permitirá que un misil sea utilizado por única vez, derribando en línea recta cuanta pieza de ambos bandos se encuentre en el tablero, menos a los reyes.
Y vuelven a correr como si los demás fuesen estatuas, inmóviles piezas; y cruzan la calle delante del camión de bomberos, de los misiles. Y sólo cuidan que sus fichas de colores no se escapen de sus bolsillos.

ASTOR
Cristina la Pelona

Me llamo Cristina, pero en Villa 21, soy la Pelona porque me violaron a los seis años y no tengo dientes. Me contaron que nací en el mismo suburbio, en una camioneta abandonada, llena de jeringas y vómitos. Me recogió Brunito el Choto. El apodo es por su mal aliento, y por las ronchas purulentas de su cuerpo, que desprenden un líquido amarillento y espeso que se le pega a los andrajos y a mi cuerpo cuando se me tumba encima.
A los siete años intenté escapar, un policía me encontró vagando de noche y me subió a su auto. Me llevó del vuelta al barrio, pero antes me violó en el asiento de atrás. Ahí fue que perdí los dientes de un puñetazo intentando escapar.Ahora lo espero en esta esquina, ya no tengo siete años pero sí un punzón que he fabricado con mucho odio.

Autor: Ángel Cuesta González

Monopoly de riesgo

Mario estaba familiarizado con la jerga del mundo financiero.
Desde chico le encantó jugar a comprar y vender, jugar a invertir y calcular intereses y a pedir préstamos para aumentar sus negocios en la partida. Disfrutaba derrotando a sus contrincantes.
Por eso, estaba también seguro, de que a pesar de portar sus últimos billetes en la mano, debía apostar esta noche y recuperar lo perdido. Como lo hacía en la infancia.

Pseudónimo: Quebrantahuesos
Trabajo duro

Soy un sicario. Gano mis billetes eliminando gente. Me gusta invertir en la muerte ajena, y calcular cuánto puedo ganar por cada bala que gasto. Pero debo confesar que este trabajo se está poniendo difícil. Ya no es lo mismo de antes. Aunque la demanda sigue creciendo, porque todos queremos matar a alguien; ya cualquier perejil va y mata por unos dólares baratos. En este país ya no se valora la experiencia, llevo más de 30 años en esto y compito con pibes que no saben nada. Me asesoré. Me dijeron que ahora la imagen lo es todo. Pedí un préstamo y compré un buen traje y una magnum impecable. Pero no funcionó. No llego ni a pagar el seguro del auto. Estoy en la ruina. Me pegaría un tiro, ¡pero las balas están carísimas!

Mariano Otero
El verdadero valor del dinero

El banco habría sus puertas. Eran las siete de la mañana. Me encontraba en mi escritorio, cuando mi jefe, el Contador me mandó llamar. Entré a su oficina y lo saludé cortésmente. Me comentó sobre los negocios que gracias a mis clientes el banco había comenzado. Los gastos operativos de la inversión, las cuotas de servicio de seguros, las carteras de hipotecas, la situación financiera y lo más importante, su ascenso.
Luego de aquella charla regresé a mi trabajo. Pasaron los días y mi situación seguía igual. No recibía nada a cambio de mi esfuerzo.
Al salir del banco, busqué a mi esposa y fuimos a almorzar. En el camino, nos encontramos con un desvalido. Sin pensarlo, le entregamos parte de nuestro dinero. Nos agradeció con lágrimas en los ojos.
La miré alegremente y me sonrió. Entonces pensé:
- Yo tengo algo mucho más valioso a mi lado: El amor…

Ferchancito
La vida

El tren partió raudo y veloz. Me dirigía al pueblo más cercano en busca de un Contador que me asesorara sobre cómo invertir en mi negocio. Pensaba en lo ruda que se había vuelto la vida. Los billetes de hoy compraban menos cosas. Los gastos en servicios, educación, seguros, salud, se elevaban por las nubes. Los sistemas de hipotecas, amortización de préstamos, financiación de propiedades, recaudación de impuestos, eran lo que movía al mundo. Era increíble cómo la vida en sociedad había cambiado. ¿Sería cierto que los valores se habían perdido? ¿Que no había solución?
En eso que pensaba, miré hacia el televisor. Las noticias mostraban cómo organizaciones del mundo ayudaban a los más necesitados, los nuevos tratamientos contra el cáncer, las investigaciones de la OMS, los subsidios del gobierno...
Miré hacia la ventanilla y esbocé una sonrisa mientras decía:
-Pero claro; éste es el mundo en el que vivimos…

Ferchancito
Decisión

El sol caía en la bella ciudad de Sao Paulo. Luego de estar en el banco, tomé el primer taxi al aeropuerto. No podía creerlo. No hacía ni dos años que me había recibido de Contador y ya me encontraba viajando por el mundo. Invertir en el estudio, había rendido sus frutos.
Ya en el aeropuerto, pagué con un billete de cien al chofer y me bajé del taxi. Debía llagar cuanto antes a Miami. Esperaba encontrar un vuelo barato. No podía realizar más gastos.
Me encontraba en la ventanilla, buscando en mi billetera mi tarjeta cuando vislumbré una foto de mi familia. En ese momento me acordé de ellos y de los innumerables mails que me habían escrito y no había contestado.
De repente, la recepcionista preguntó:
- ¿Hacía dónde se dirige, señor?
Y mirándola con un brillo en mis ojos, respondí:
- A casa. Vuelvo a mi hogar…
Ferchancito

TEORÍAS

Al decir Ernesto que el dinero es una institución que implica una suma de satisfacciones, y que por ello no puede ser resta, ni multiplicación, ni división de ellas, uno de sus amigos se echo a reír.
— ¿Por qué se ríe usted? —le preguntó Ernesto, sorprendido.
— Primeramente, porque es absurdo pensar que sólo hay suma respecto del dinero. Después habrá que demostrar por qué no pueden darse en él las otras funciones matemáticas, y hasta las habría simultáneas.
— No basta decirlo.
— Verá usted: hay suma, si lo doy a préstamo sobre seguro y reduzco mis gastos; resta, si me decido a invertir y pierdo; multiplicación, si compro barato y vendo al cien por ciento; y división, si lo reparto entre mis hijos.
Ernesto, que se había ido al Café creyendo que sus proposiciones convencerían a sus amigos, se quedó un poco perplejo y cariacontecido al comprobar su derrota.

JAGOT
SOY FELIZ????

Me gane el billete mayor de la lotería!!!!soy millonario!!!...ahora puedo invertir con todo sin esfuerzo en ese negocio que tanto anhele, mis amigos, mis amores y el dinero en mi cuenta del banco aumentaron…un porvenir seguro, mi situación financiera envidiable, los gastos, las cuotas, los prestamos ya no son mis preocupaciones actuales….. pero cambiaron por otras mas grandes: los contadores , el movimiento bursátil, mi guardaespaldas, la cirugía que me pide mi actual esposa, la demanda de la primera, el departamento de mi amante, la desconfianza , el interés de los que me rodean….ya no puedo dormir tranquilo como antes cuando mis problemas eran mas chicos ………quiero despertar de esta pesadilla, afortunadamente escuche la voz de la mujer que me ama como soy,sin importarle cuanto tengo en el bolsillo y ahí me di cuenta que solo estaba soñando , le conté ese sueño y pregunto si me acordaba el número para jugarlo y la verdad me acuerdo pero ya no se si quiero ganarlo?

PATOCA
Supervivencia

Cierro los ojos e imagino que tengo en mis manos fajos de billetes de todos los colores. Se me caen, incluso, de ellas. Me pongo nervioso. Y decido ir a buscar un banco donde mi dinero esté seguro. Sólo entonces, consigo relajarme. Pero mi mente empieza a pensar en qué invertir. ¿Pedir un préstamo para una vivienda? ¿Comprar un coche? ¿Realizar un viaje?
Abro los ojos y veo mis manos vacías. Me rodea el mismo desierto de hace un rato y el sol nubla el horizonte. Mis labios secos tan sólo piden ahora un poco de agua.

Pseudónimo: Halcón Peregrino
El billete de Dolores
-Señora, este billete de cincuenta euros es falso.
Dolores había estado en el cajero de la oficina de la esquina donde había suscrito la hipoteca de su casa y donde tenía domiciliada la nómina, el seguro y los gastos de la casa. Allí tenía depositado sus ahorros. De ese cajero había extraído doscientos euros.
-Señora, usted cree que nosotros somos tontos. El banco no acepta billetes falsos.
Dolores se marchó de la sucursal bancaria con los ojos húmedos, humillada y ofendida.
En la comisaría tuvo que esperar varias horas para ser atendida.
Al cabo de unos meses, Dolores recibió una citación del juzgado. Una notificación.
‘Una vez realizadas las oportunas averiguaciones le comunicamos que el billete presentado en comisaría con el número de serie… es un billete de cincuenta euros de curso legal’.
Junto a la resolución, en el fondo del sobre, se encontraba el falso billete falso.

Pseudónimo: Gilberta Swann
PUEBLO HIPOTECA

Al pueblo hipoteca supo llegar un hombre sincero, bien parecido, de buen vestir, llamado invertir. Inmediatamente fue muy respetado por todos y bien atendido. Se le ofreció muchos billetes para beber. Se hizo de un buen amigo el contador quien le, presento a los hermanos gastos, para realizar sus proyectos. Los cuales le avisaron que esta aventura no era barata. Pero a invertir no le importo pues él tenía un secreto, estaba casado con financiera, una bella y dulce mujer. Lo que nuestro confiado hombre no sabía era que financiera lo engañaba con banco, conocido estafador del pueblo. Este romance le costo todo su capital, ya no estaba seguro en los brazos de financiera quien lo abandono por banco. Como ultimo recurso decidió recurrir a Préstamo un malandra asociado a la pandilla de Banco. Quien no quiso traicionar a su patrón y mato a Invertir con una ráfaga de cuotas.
Fin.

Seudónimo: Aureliano bonasera

"Bajo el rocío del cielo"

Ya es tarde, las gélidas gotas anunciantes de tormenta chocan contra la destartalada ventana, y me arrancan de un inexorable mundo onírico para escupirme en la ruda realidad. Siempre llueve, y yo salgo de casa a recibir lo que las nubes cuentan, mientras la gente corre por las calles y escapa ajena a la barata información que cae sobre sus cabezas.

Estoy solo, pero no me importa, salgo a reunirme con el mar y gasto mi tiempo en escuchar lo que sus olas canturrean. Traen historias de mundos lejanos, de olores brillantes y sabores rojizos, me muestran las flores y la arena de esos bellos parajes, pero nadie las escucha, todos viven por y para financiar su insulsa realidad. Yo no sirvo para eso, no quiero hipotecarme a una tierra, prefiero vivir de los préstamos de las inconstantes brisas del océano. Soy y siempre seré un viejo lobo de mar.

(por DELFÍN)
La solución del contador
Mi contador me invitó a sentarme, estaba claramente alterado. Empezó contándome como había comenzado su día; había ido al banco a pagar una cuota de un préstamo, protestó por no haberle enviado la factura, a lo que le aseguraron que se le había enviado como era normal. Por lo que dio vuelta su oficina hasta encontrar donde podrían haberle dejado el correo. Fue a su casa, volvió y luego me llamó.
Me preguntó si sabía por qué me estaba contando todo esto, me encogí de hombros burlonamente. Su ira aumentó notoriamente. Sacó un sobre y tiró las fotos sobre el escritorio, eran fotos mías… con su señora.
No sentí el balazo. Me gritó una y otra vez de qué me reía; y es que nunca sabrán que esas fotos son falsas, ni que las envié yo. Sara sospechará algo cuando cobre mi seguro de vida, pero nunca podrá confirmarlo.

Kiddo

El auto

-Es barato, un regalo- dijo Willy sonriendo de costado, como una burla. Levantó la mano y miró el billete de cien al trasluz. -Es más, estoy perdiendo, pero el banco me está soplando la nuca y otra no me queda.
Siguió llorando su desgracia mientras guardaba la plata en un maletín de cuero viejo y gastado. Di un par de vueltas más alrededor del auto y miré nuevamente dentro del capot levantado; pero era lo mismo, no entendía nada.
Willy me alcanzó los papeles, subí y arranqué. Pensé que tenía que cargarle nafta y pasar por alguna compañía de seguros. El auto era algo viejo, pero se veía bien, había hecho una buena inversión.
La luz del semáforo se puso roja, me detuve y, al instante, el motor dejó de sonar. Intenté arrancar un par de veces. Se escuchaban bocinas desde atrás. Busqué con desesperación los papeles que Willy me había dado; faltaban sus datos en el boleto. Me bajé y corrí las dos cuadras que me separaban de la estación de servicio donde habíamos concretado la operación. Y donde él trabajaba.
-¿Willy?, ¿qué Willy?
Por supuesto, nadie lo conocía.

MaryAnn B.

La ley del más fuerte
Un niño entra entusiasmado en un banco esquivando la cola del mostrador para llegar al escritorio de un banquero ajetreado y sentarse frente a él: vengo a demandar un préstamo inmediato para financiar un paquete de cromos. El asombro del hombre se resuelve con una carcajada burlona y soez: venga niño, no estoy como para invertir mi tiempo en chorradas. Vete que tengo trabajo. El rostro del mozalbete se enrojece: haga el favor de calcular sus palabras porque… Puede estar seguro de que si no me asigna la cantidad que exigen mis gastos, es decir; dos euros, estará hipotecando su puesto, y mi padre, el dueño de este banco, se encargará de darle su billete de despido.

Seudónimo: El Utopista
Por la mitad
Cuando se casaron seguramente no sabían que aquella frase sería una sentencia. Doce años después pensaba en ese día, mientras tomaban una limonada preparada especialmente por ella. Él bebía a sorbos lentos, ella lo observaba. Cuando su esposo bebió el vaso entero, ella no pudo aguantar y se lo dijo todo de golpe: - Me harté de tu indiferencia, de esa cara de estúpido, de tu financiera, de tus números. Me harté de escuchar sobre hipotecas, préstamos, contadores, bancos…¿ sabés que? me harté de vos!. Dicho esto se fue de la casa dando un portazo. Él, de a poco, empezó a sentir en la garganta, luego en el estómago, la pequeña dosis de veneno que ella le había echado a su vaso. Ella caminaba por la mitad de la calle; nadie venía. Le resonaba una y otra vez aquella frase: “Hasta que la muerte los separe”.

Ulises
LA VIDENTE

A diario la esperan con paciencia. Cuando eleva su vista hacia ¨EL MÁS ALLÁ, hacia lo más infinito del cielo, desde allá las constelaciones le revelan como placas fotográficas todos los sueños escondidos, propios y ajenos.
En el público habitual no faltan las muestras de anhelo disimulado por encontrar o alcanzar, tanto en los escépticos como los avezados y entendidos. Con la vidente llegan pronto remiendos para un final feliz acompañado de la consavida sentencia de cumplirse aquí, en el mundo terrenal.
Todo sin costo de liquidación.
Los ojos de aquella mujer son espejos de mañana, convexos. Sus años tímidos se muestran sólo en sus canas, el tiempo ha curado su longevidad. Bulle su sabiduría. Pertenece al futuro.

A su alrededor el micromundo se torna de colores y armonías por la expectativa de saberse las buenas nuevas, en tiempo de fe (y de carencias o soledades). Ha corrido pronto el rumor de la teósofa, su iluminación por la divinidad; de su unidad íntima. Así que no faltan los visitantes que piden consejos, apoyo y hasta profundas meditaciones; estas son dadas sin neologismos o digresiones, son diáfanas, puntuales: ¨ VAS A VIAJAR, TENDRAS MUCHA SUERTE, LARGA VIDA, OPORTUNIDADES…¨
Salvo en los temas de amor, siempre atina. Está poseída, es la trina. Dicen recorrió todo el mundo y sus constelaciones, llego muy lejos, hasta el firmamento; desde su diminuta ventana de aquel maniconio.
Yo también la vi.

Seudónimo: Babel.

ELLEZA EN VENTA

Lleva pagando una vida de fantasía en cómodas cuotas, queriendo ser parte de un círculo al que no pertenece, simulando ser lo que no es.
Financia sus compras, siempre haciendo malabares con el poco dinero que gana cuando la llaman para grabar algún comercial.
Es hermosa pero su belleza aún no le dio una chequera propia como pase libre al banco de sus sueños, aún tiene que calcular sus gastos por eso envidia a los poderosos que viven bien y sin apuros.
Sabe que su belleza es su seguro de permanencia, aunque billete de entrada momentáneo, en los sitios elegantes que frecuentan hombres influyentes entre los cuales puede llegar a conseguir alguno que le dé la vida que ambiciona.
Por eso en sus conversaciones con gente importante habla de invertir, pero no especifica que sus inversiones van todas destinadas a mantener la juventud y belleza de su piel.

seudónimo: Artemisa

Ciudadano de la capital

Era un advenedizo, contador de profesión. Se encontró con un corredor de bolsa el primer día en la capital, este le ofreció la primera oportunidad para invertir, sólo debía hacer un depósito adarme. Era todo lo que tenía para sus gastos, pero al calcular las ganancias se sintió obligado. Lo llevó todo en billetes, era un fajo notable, tan notable era que no pudo entregarlo, lo asaltaron justo frente al banco. Se echó en el suelo, dejó su gorra a un lado y lloró todo el día avergonzado de su situación financiera. Al final de la tarde alguien le dijo: “Si no lo tenías me hubieses dicho, das vergüenza”, se trataba del corredor. El contador miró dentro de la gorra al caudal de limosna y resarcido del infortunio dijo: “Tienes razón, de ahora en adelante voy a trabajarlo”, se levantó y dio la espalda al corredor.

Kojak
LÍMITES, CARTAS

“Estimado cliente, la entidad financiera aquí representada le notifica de un incumplimiento del pago (…) a raíz de esto su tarjeta se verá anulada (…) los gastos incrementarán (…) El préstamo será denegado (…) perderá su seguro (…) Si desea conservar su hipoteca le sugerimos (…) en nuestro cómodo sistema de treinta cuotas (…) así se abaratarán los costos (…) podrá conservar su cuenta bancaria (…) también será asesorado por nuestros contadores en lo que a sus inversiones respecta (…) y muchas posibilidades más, sólo calcule los beneficios que le (…)”

Juan sonrió. Doblo con minuciosidad la carta entre sus dedos hasta dejar un perfecto barquito de papel que no esperó a hacerse a la mar. El argénteo río porteño guío su frágil cuerpo al norte. Juan tomó el billete de embarque y zarpó a su vez. Una mujer, una vida, lo esperan en el Uruguay.

Lucas Andrés
Usura

No me inquietó su descontento. Ya estaba todo hipotecado. No pagué ni una cuota y sabía que él vendría a cobrarse mi brazo derecho. Mostró furia en la comisura de la boca, escupió espuma y se limpió con un billete de cincuenta. Yo lo miraba calcular gastos e intereses y lo dejé proponerme un nuevo préstamo. Pero extendí el brazo y le dije que si yo no había cumplido con mi palabra, al menos él debería cumplir con la suya.
–Corta por donde quieras– dije.
Me miró con extrañeza. Creí ver un temblor distinto en su nariz, tal vez miedo. Yo no cambiaba mi expresión. Volvió a escupir espuma verde. Y se fue resoplando y sin cobrar.

Falsas verdades

La pasión por los deportes, y el fútbol en general, empezó en mí siendo muy niño. Soñaba con ser una estrella mundial, como Maradona, Cruiff o Pelé, de los que se encargan de meter goles y hacer historia. Ha pasado el tiempo y sigo con la misma pasión cuando piso un estadio. Aunque no entiendo por qué dicen que lo importante es participar. Yo lo hice, más que ganar, y sólo he llegado a ser utillero de un equipo de tercera división.

Pseudónimo: Ohiyesa
LA GRAN FINAL

Llegó el gran día, la gran final del mundial. Dos equipos frente a frente, para el vencedor la gloria, para el perdedor, la desilusión por no haber conseguido la victoria.

Empieza el partido, lucha de titanes, fútbol violento y agresivo por parte de unos, vistosidad, elegancia, clase, buen juego, por parte de los otros.

Sigue la emoción en el marcador, ninguno de los dos equipos ha marcado, sigue la igualdad. Finaliza el partido con idéntico resultado al inicial. Continua con la prorroga, las fuerzas empiezan a debilitarse. Quedan tres minutos para la finalización y los penaltis parece que decidirán el partido.

Sin embargo, aparece el mago de la ilusión, el jugador sencillo y humilde que golpea la pelota con la fuerza de 46 millones de personas empujando el balón, que entra en la portería entre el júbilo, la emoción, la alegría y llanto de miles de españoles.

JESÚS TERRAZAS.

Otro gol de natura

El embrion late en la semilla. la plantula salta a buscar de cabeza la bola de oro. ¡ES todo un roble al hacerlo¡
Otro gol de natura que nadie ve ni escucha entre mundiales , aviones y de MESSIados partidos.

marañas janse
"El comienzo del final"

Ahí estaba yo, con mi metro y medio, mi piel oscura y mis rulos cortos, de la mano de uno de los posibles campeones del mundial Sudáfrica 2010. Su mano estaba un poco sudada, ¿O era la mía? No lo sé, pero estoy seguro que los nervios nos estaban comiendo por dentro a ambos. Muchos jugadores saltaban otros se abrazaban entre ellos y estaban los que sólo tenían la mirada al frente y cara de concentración. Los árbitros comienzan a avanzar y uno coge el balón que está sobre un atril, todos nosotros caminamos detrás de ellos. El hombre al que le estaba dando la mano me mira y sonríe. Ingresamos a la cancha, toda la gente del estadio comienza a gritar a favor de su equipo. Luego de todo el procedimiento de iniciación, los niños nos retiramos de la cancha. El árbitro pita su silbato y comienza el partido.

Seudónimo: Flor de cerezo.
Venas

El pibe está en su cuarto con un libro de Eduardo Galeano en las manos. Tras una larga y concentrada lectura, decide interrumpirla. Ensimismado y reflexivo, deja el libro sobre la mesita de luz, toma el control remoto y prende la televisión. Hace un zapping pausado. Primero sintoniza un partido de fútbol nacional donde veintidós jóvenes inexpertos corren sobre un campo amarillento y poceado. Luego sintoniza uno de fútbol europeo, donde los mejores futbolistas de su país corren detrás de una pelota que rueda sobre canchas de una espectacularidad cinematográfica. Indignado por notar el contraste de un fútbol (pobre) y otro (rico), apaga el televisor, mira la tapa del libro y concluye que ya no es el oro, la plata ni el cobre lo que saquea Europa. Ahora lo que se llevan al viejo continente son los jugadores.
“Las venas de América Latina siguen abiertas”, dice y retoma la lectura.

Emil Barton
Los sueños a veces se cumplen

Cuando todas las televisiones se hacían eco de la victoria de España en el Mundial de Sudáfrica, sonó la alarma de mi despertador. De nuevo mis sueños me juegan una mala pasada y un anodino día espera su inicio. Me noto cansado y con dolor de cabeza. No entiendo qué hago abrazado a una larga trompetilla.

Pseudónimo: Hakadad
La Salvación
El mensaje aparecido en las noticias era claro y contundente. Las televisiones daban por hecho que la llegada del Nuevo Mesías iba a tener lugar en el Mundial de Sudáfrica. Se daban todas las condiciones para ello. A saber: periodo intenso de catástrofes previo, paupérrimos valores ético-morales en la sociedad, sin olvidar los datos referentes a la profecía de Nostradamus que localizaba en el continente africano dicho acontecimiento.
Su Iglesia serían los estadios de fútbol, sus parábolas se plasmarían en goles y regates y sus victorias conducirían a la conversión de los fieles. Así estaba escrito.
Pero algo debió fallar. Messi y sus apóstoles, sucumbieron ante tanta vuvuzela.

Pseudónimo: Red Cloud

Más de una consecuencia

Acomodó el sillón frente al televisor. Puso el canal donde estaba su relator preferido. Tomó un bol, lo llenó con agua fría y sal gruesa, y puso en él una lata de cerveza. No estaba en Sudáfrica, pero había conseguido una vuvuzela o al menos una réplica. El estadio se veía su lleno. Su casa estaba vacía.
El partido empezó y España era más agresiva. Pero no pasaba nada, al igual que en su casa. Sus 75 años le impedían escuchar más allá de la puerta.
La final de la Copa del Mundo fue a alargue y el gol llegó para dar nacimiento a un hecho histórico.
El gol de Iniesta iría a determinar dos cosas: el primer campeonato del mundo para España y el fallecimiento de un paro cardíaco de Carlos Goikoetxea. Dicen, quienes lo encontraron, que había una sonrisa en su rostro.

por FANTOMAS

DEFINICIÓN

Cuando al monje tibetano le preguntaron (televisión encendida, Mundial sintonizado, las vuvuzelas destrozando oídos sudafricanos, Messi regateando, un gol que sacudía la red) qué cosa era el Mundial de Fútbol, él respondió:

—Es cuando dos naciones civilizadas se pelean por un balón.

Dasderf VII
Las noticias que aparecieron por todos los canales de televisión, causaron asombro. El avión que transportaba gran cantidad de simpatizantes de la selección de fútbol de España, luego de obtener la victoria en la final del campeonato mundial, se encontraba carreteando en la pista del aeropuerto de Sudáfrica para despegar, cuando el piloto de la aeronave, cuya identidad se divulgó sin prejuicios: el holandés Hans van der Goes, levantó vuelo en forma peligrosamente vertical y, sin desviar su trayectoria, se perdió tras la capa de nubes. Aunque la búsqueda no se detiene, su paradero continúa siendo un misterio.

ALEXANDER
COMPLETO

La vieja Europa soñaba con poder escuchar noticias de oro, de esas que llenan estadios, de esas que hablan de goles y victoria, de esas en las que el deporte rey-el fútbol-vuela tan alto como el avión que llevó a Messi a Sudáfrica. Ver a España con el balón de oro y turmalina en todas las cadenas de televisión, al proclamarse ganadora del Mundial, llenó de alegría su anciano corazón. La roja, vestida del azul del Barcelona, permitió que la felicidad se desbordara como un río, colgando el cartel que reza COMPLETO en el hotel de las emociones.

Amapola
EL BALÓN QUE SE ABURRÍA

El balón reposaba aburrido sobre la arena caliente de la playa de Barcelona cuando un niño, que llevaba puesta la camiseta de la Mundial, lo chutó con todas sus fuerzas precipitándole al mar. El frescor del agua espabiló al balón y, el pobre, que había soñado en ser uno de los cueros afortunados que jugarían en el estadio de Sudáfrica, se dejó llevar por las olas hasta la misma orilla. Ya sobre la arena, otro niño (un futuro Messi)), lo volvió a chutar y, entonces, el esférico, presto, con renovado entusiasmo, atravesó la playa de punta a punta hasta caer al fin, afligido y resignado, justo en el sitio mismo donde antes se había estado aburriendo.

LENTISCO

-EL TALENTO-

Sólo deseaba una carta y, por suerte, llegó... como agua para el sediento.
Las noticias eran halagüeñas: “As de Oros”.
Por fin, soplaba a mi favor el viento.
Como buen jugador de naipes, aposté todo a escalera de Oros.
Mis manos temblaban, mi corazón galopaba y, mi último obstáculo, aquel holandés se veía... aún más nervioso. Ningún as en la manga podía sacarle de aquel apuro:
mi victoria.
-Un buen ataque no es siempre la mejor defensa-, pensé en silencio.
Por lo que decidí esperar una ronda más y, luego, mostrar las cartas sobre el tapete verde.
Y, de súbito..., derroté a mi adversario. Me había proclamado ganador, cientos de euros como premio y ese As como recuerdo.
Uno a uno, mis rivales, se habían rendido ante la evidencia de la superioridad de mi juego: control, calma y definición.
En el vetusto refranero quedó el “más vale suerte que talento”.

pseudónimo: EL PRESTIDIGITADOR

¿SIN BALÓN NO HAY VICTORIA?

Es difícil tener 20 años y no haber tocado jamás el oro…
Es raro no tener una televisión y aun así que tu pasión sea el fútbol, ¡el rey de los deportes!... y el mundial… aaah el mundial… mi gran sueño… pero ¿Cómo viajar a Sudáfrica para verlo en vivo? Creo que será en otra ocasión porque me dan miedo los aviones y no hablo en su idioma… bueno para ser sinceros no voy porque no me alcanza para llegar ni al aeropuerto.
¿Sabes que yo he entrenado mucho para algún día jugar en un estadio y ganar, incluso contra España?
Practico todos los días cerquitas de donde paso la noche… juego con un balón de trapo, yo mismo lo hice con mi playera vieja y arena, y aunque dicen los niños tontos que sin balón no hay victoria, yo supe una vez que así empezó pelé…

Por: Dayne
El sueño del "che pibe"

Partido de cuartos, me siento frente al televisor.
Empate, falta un minuto, Messi toma la pelota, gambetea a todos y con fuerte tiro abrío el marcador.
Confundido, me despierto y enciendo la television.¡ ¡ cruda realidad!!!!

marañas janse
El deporte de Carlos y el mío

Era sencillo, entrábamos, apostábamos y nos íbamos con un colchón de plata del tugurio del “Corcho” López. Messi, iba hacer el jugador del mundial. Sus goles, similar a los que hacía en el Barcelona, nos daría el oro. Carlos y yo le jugábamos hasta el final. Pero una estaca en el semblante azul marino que nos propinó Alemania, cambió todo. 60
El “Corcho”, era un pesado corredor de apuesta en Colonia Lola y si no pagábamos, nuestros cuerpos aparecerían sin vida por la televisión. Recuerdo que entre vergüenzas, excusas alcoholizadas y demiurgos futboleros. Carlos fue el primero en ser noticia, su cadáver apareció flotando bajo el puente Avellaneda. 107
No tardaron mucho en encontrarme. Los dos matones de López me arrastraron hasta el viejo hotel España, me arrojaron en una zanja y mientras me cubrían con cal, uno de ellos me tiro un balón con la frase “la tenes adentro”, firma “Corcho”.

Rama.

Mundial

Silbatazo inicial. Me pongo los anteojos 3D. Estoy ahí, entre el público, comiendo pochoclo. El estadio diluvia ante los primeros toques. Me acerco, quiero ver mejor. Ya estoy en la cancha. Nunca tuve un árbitro tan cerca. Y no tengo nada para tirarle; procedo a putearlo, en inglés improvisado. Y Le sugiero algún cambio al DT.
Pero un pelotazo me sacude. Y el balón queda frente a mí. Lo voy llevando hacia el arco rival. Soy Messi. Lo controlo con gamepad. Rodeo un defensor, gambeteo otro. El último hombre me traba en la puerta del área y caigo. Infracción.
Permanezco tirado en el suelo. Se escuchan indicaciones. Sólo veo un jugador a la distancia, con cara de distraído. Empieza a correr hacia mí. ¿Qué está haciendo?
Me patea violentamente. Me voy afuera.
A la mañana siguiente despierto con resaca y jaqueca. El mundial ya terminó; estamos en julio.
Nos eliminaron.

Heber Arcos
Partido

Están saliendo, entre los últimos gritos furiosos del técnico. Hoy hay que ganar. Nadie contempla una derrota, no hay filosofía. Van a salir ahí y entregar el cuerpo, la fuerza, la humanidad entera. Si van a caer, que sea una derrota épica. Pero no, será victoria.
El estadio entero se prende al verles, giran las cámaras de televisión,saltan flashes. Un gran anuncio se alza sobre ellos, que reza ‘ADIDAS’, imponente. Los haces evidencian una tímida llovizna.
A varios kilómetros del estadio de fútbol, en un cerro de las afueras, y ante el cielo como único público, un puma y un oso se ven a los ojos. Gruñiendo. El puma vela por sus crías, el oso resguarda una presa. Ambos precisan del territorio, y probablemente, ahora que ya están confrontados, ninguno va a parar hasta matar al otro.
Bajo la misma llovizna. Algo más fría en la alta montaña.

Heber Arcos
LA OTRA CARA DE LA FINAL
El mundial de Sudáfrica en su partido final. España se lleva la victoria. A mi lado, sin apartar los ojos de la televisión, mi amigo Hugo Van Deel, de padres holandeses, llora desconsolado.

-¿Qué te pasa Hugo? ¡Vamos, es sólo un deporte: redes y balón!

Tarda en responder. Supongo que el gol de alarido (cortesía de un molusco) caló hondo en su esencia futbolera. O quizás por la patada de De Jong que, dijo, era digna de Rey Misterio y que nunca pudo hacer.

-No -responde al fin -Es que por andar viendo esto, me perdí de mi telenovela favorita.

Carajo…

Dasderf VII
OTRO CAMPEÓN

Fermín Calleja no entendía el revuelo que los hinchas y la televisión habían armado tras coronarse España campeona del mundial de fútbol de aquel año. Los periódicos de deportes no cesaban de venderse, y en las noticias no se hablaba de otra cosa. Fermín pensó que eran unos exagerados, y que no era para tanto, se sonrío… Al fin y al cabo, él y sus compañeros de selección ya habían levantado, dos años atrás, el trofeo de campeones del mundo para disminuidos psíquicos, y el país no había enloquecido como ahora.
Silencioserueda
No volviste

Moriste un jueves a esta misma hora, cuando desperté aterrada y, al verte todavía a mi lado te pedí que te fueras.¿Te acordás? Derramé unas cuantas lágrimas y te grité que nunca más iba a soñar con vos, porque habías roto mi corazón en diez mil pedazos y no estabas dispuesto a repararlo.

Sí. En ese mismo instante habrías podido revertir la situación.
Podrías haberme dado un inmenso abrazo y alguna caricia, podrías haberme pedido perdón. Sabés que, con mi desbordado índice de boludez, yo te hubiera perdonado. Claro que te hubiera perdonado.
Pero lo único que hiciste fue levantarte, vestirte, e irte.
Y no volviste.
Pinturilla
El último hombre del bar

Siempre supo que debió absorber el calor y subirlo al adiós. Atravesando un hueco eterno, pensó en destruirse, utilizando como carnada su propio ser.
Las imagenes amarillas lo atormentaron una vez más, era imposible tratar de calmar las maltratadas ideas falsas que (algún día) pensó en concretar y así y todo, nunca le molestó enfermar.
Otro personaje mas eludiendo la luz solar, él pensó que siendo amigo del cielo podía safar. Cuando las marionetas empiezan a figurar se olvida del dolor. Él solia descomprimir la sed de todo oido caprichoso y tentador.
Se acercó demasiado al momento no esperado y sosteniendo bien el vaso, pensó en marchar.
Nunca quiso ser tan equivocado, con tal de volar lejos del sentimiento, era capaz de
vulnerar lo cierto y pensar que hay flores que nacen y viven solas, que él no era el
culpable de estar perdido en su mismo andar.
Así vivió su vida, hasta el día de hoy. Caminando, mirando para atrás y notando que los
recuerdos se perdieron entre la gente, que estimulando su mente continuamente no dejó de ser el mismo viajante de amores encontrados y tirados en cualquier bar.

Tomás Danilo Licuorice
¡Qué injusticia!

Tú tan tranquila y yo tan desesperado;
Tú tan callada mientras yo sigo gritando.
Tú te desentiendes y yo aún estoy luchando
En esta vida que conservo y que tú has abandonado.

Mike
MISTERIOS II

Los disparos habían cesado. De pronto, salto ante mi vista los últimos recuerdos:
Ordene a mis escoltas no dejar pasar a nadie y los aposte en una puerta, entre por ella y un señor me reprocho lo duro que fui, en los campos de concentración, con la matanzas de judíos y la invasión al mundo sin antes fortalecer el sistema financiero. Recuerdo que lo mire curioso de las cosas que decía, ¨mátenlo¨ dije, fue ejecutado al momento. Entramos por una puerta de hierro, que se cerro tras de mi.
Sentimos como atrás detonaba una bomba, allí arriba quedaba además el señuelo que habíamos preparado, tenia no solo un gran parecido a mi sino que también se logro tuviera mi sangre. Los recuerdos se me fueron y sentí que me elevaba, vi entonces como en el ultimo momento DIOS sonreía, tal vez EL también cumplió su voluntad.

Mayolina
SUEÑO NUMERO UNO

El cura me exigió entrar, una habitación grande pero sucia, con pedazos de pies y manos regados sin orden ni cordura. Pide que me siente, y al hacerlo se arrodilla y con los dientes arranca de un tajo mi pie izquierdo, tirándolo junto al resto de despojos pestilente. Sujeta mi hombro izquierdo, y limpiamente desprende el brazo de un tirón y coloca, aun temblando, en una olla de agua hirviente.
-Quisiera conservar la cabeza- rogué al verlo entusiasmado desmembrándome.
-Estás loco, de nada sirve en un cuerpo mutilado. Es más útil en pedazos. Así alcanza para todos- Abrió la jaula de las ratas (siempre hay ratas) liberándolas al caos y dejo que se nutrieran de mi cuerpo desgarrado, mientras el, con cuchillo impecable rebana mi cabeza en perfectos trozos cuadraditos. La sangre era toda para él, confesó luego muy serio, porque le daba mucha sed tanto esfuerzo y vocación.

LUCCA
UEÑO NUMERO DOS

Abrí los ojos y allí estaba, desnudo ante ella. Me miraba desde lo alto de su estatura gigantesca, y desde arriba me escupía. Yo le miraba emocionado aun bañado en sangre tibia, soñando con los misterios de su cuerpo, entonces se agacha y me permite ver bajo su falda larga. Entro, dejando que me cubran sus enaguas y ya oculto abajo de sus ropas veo su sexo grande y húmedo: una boca dulce pintada de carmín que me llama y me dice que me ama. Cuando al fin me acerco a besarla, (como es costumbre en estos casos) se abre lenta, y muy tierna muestra fieros diente que me engullen y digieren, y me siento muy a gusto en el vientre de mi madre.

LUCCA
SUEÑO NUMERO TRES

Cirujanos abren mi cabeza. El quirófano observa mi abertura y los misterios de mi mundo. Dicen que deben extirpar, otros que me encierren de inmediato, algunos que no hay remedio que me cure. Lo que más me enoja son las risas. Pido que saturen, que duele, y más ríen. Llaman a colegas dejando el cráneo expuesto a las burlas. Miran hacia el fondo, profundo, donde no se debe. Algunos vomitan de risa en mi rostro, bañadome en líquido repugnante y putrefacto. No deseo que urgen más. Cosa mía lo que guarde entre mis sesos. Quiero irme, pero temo por mi vida con el cráneo abierto a la mitad. No se anda por el mundo de esa forma. Dicen que así estoy mejor. Que me pare y buena suerte. Que no hay nada que temer. Me despiden carcajeando, y salgo con la frente gacha corriendo presuroso a la tienda de sombreros.

LUCCA
La venganza del muerto

Es, sin discusión el cazón el tiburón más peligroso, que merodea el interior de las empanadas de doña Flor. Ella, con su saturnina estampa recomienda su ingestión mientras a las venideras generaciones enseña la extremaunción del guiso ocupador de su interior. Mi receta es sencilla: Primero la salazón y una semana de Sol directo, luego hervir con tres cambios de agua y… aún percibo su hedor. Con tomate, cebolla y pimentón hago un aceitoso sofrito, con él mezclo al susodicho que cubierto con masa solo con ají la gente pasa. Ese suculento celular mercurial y emplomado interior cunde a las empanadas de un mortal contenido. Es mi criterio y conciencia el preferir las de queso y con ello no soy presa del depredador mortal que en el mar debe de estar muy lejos de Doña Flor y su metálico caldero.

Fish Nish

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