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A todos los Chinamequences amantes de la cultura,escritores,poetas,cuentistas,ensayistas,músicos,pintores,futbolistas,etc.y todo aquel que conozca historias, leyendas, o algún documental referente a la noble ciudad de Chinameca,la Atenas de El Salvador,se les invita a colaborar con este movimiento literario ,mandando sus trabajos a esta página web,para que sean publicados y darlos a conocer en un solo legajo cultural para que todo el mundo conozca el pensamiento de los Chinamequences .Pueden participar las personas que vivan dentro o fuera de Chinameca,enviando su información al comité del Colectico Cultural de Chinameca .
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Relatos populares y reminiscencias


R E L A T O S   P O P U L A R E S
PRIMEROS REVOLUCIONARIOS DE CHINAMECA

E
n materia de filosofía política, una revolución es un cambio o transformación radical y profunda respecto al pasado inmediato. Estos cambios, además de radicales y profundos traen consecuencias transcendentales. Es, por lo tanto, consecuencia del proceso histórico y de construcciones colectivas, de nuevas uniones de intereses frente a viejas estructuras. Según Fidel Castro, la revolución debe ser “un emanciparnos por nosotros mismos, con nuestros propios esfuerzos, defender los valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es luchar por nuestros sueños de justicia”. Estas consideraciones son el producto de análisis retrospectivos de las causas o condiciones que incidieron en la puesta en escena. De situaciones imperantes, en un momento dado de la historia, de cualquier sociedad de el mundo. Así atreviéndome a hacer un somero análisis del estado de cosas en el pueblo, desde la perspectiva de mis abuelos, allá por los años cuarenta, del siglo pasado, podía iniciar el recuento de tal estado, de la siguiente manera: a lo largo de la historia del pueblo lograron hacerse de extensas propiedades en la voz de añil, bálsamo y café, todas estas tierras estaban cubiertas por densos biogeografía de la cordillera Tecapa – Chinameca, y en especial de lo que se denomina Cerro El Limbo, aquellos habitantes que en su momento aprovecharon el Decreto -Ley de Extinción de Ejidos Municipales y Ley Agraria, que en 1885 se habían emitido, durante el periodo presidencial del General Francisco Menéndez.

Antes de que fueran utilizadas para el cultisques de distinto tipo que servían a los pobladores para proveerse de frutas, tallos, hojas, semillas y raíces comestibles, caza de animales, maderas dura para la construcción de casas y herramientas de labranza, maderas blandas para fabricar enseres caseros, muebles y ataúdes, lo mismo que leña para cocinar. El cultivo de añil dio paso al de café debido al descubrimiento de nuevos colorantes sintéticos a mitad del siglo XIX, que obligo a los productores a abandonarlo lentamente. El café experimento un acelerado crecimiento debido a la explotación de nuevas tierras y a la exigencia u obligatoriedad de su cultivo impuesto desde 1859 por el Capitán General Gerardo Barrios quien transfirió haciendas públicas para su cultivo.- dicto una serie de secretos leyes para hacer efectiva la medida, tales como la “Declaratoria de propiedad privada de terrenos baldíos que se cultivaron de café, devolución de impuestos por cultivos de café”, etc. – esto provoco la avaricia por las tierras ejidales y comunales en 1864, tanto de europeos como norteamericanos. – demás, en 1881, el presidente Rafael Zaldívar, publico varias leyes destinadas a despojar a los indígenas de las tierras comunales y ejidales con el fin de estimular la expansión del cultivo de café amparado en su manifiesto que “la existencia de tierras comunales y ejidales impide el desarrollo agrícola, estorba la circulación de la riqueza, debido a los lazos familiares y a la independencia del individuo”, y para ello creo la Ley del Jornalero y Jueces Agrícolas, y para ello creo la Ley de Creación del Registro de la Propiedad Raíz e Hipoteca. -los cambios en la tendencia de la tierra favorecieron a quienes tenían el control del Estado, tales como los presidentes Dueñas, Regalado, Escalón, Figueroa, Orellana, Menéndez, Alfaro, Palomo y a sus allegados. –de manera que toda esas disposiciones gubernamentales y municipales permitían, titular como suyas, las extensiones de terreno que alguien podía cercar con alambre de púas, colocando mojones de piedra, que señalaban los linderos del inicio y la finalización de los terrenos, en las cuatro esquinas de la propiedad, pues esa era la condición que establecían las ordenanzas, de manera que quienes no tenían la capacidad económica para comprar los materiales que servían en la delimitación de las propiedades, se quedaban sin la oportunidad de tener su pedacito de tierra. En los terrenos del cerro sembraros desde mediados del siglo XVIII plantaciones de añil o xiquilite y bálsamo pero en pequeñas superficies. Dedicaban más esfuerzos a producir granos básicos y tabaco, pero únicamente para el consumo familiar. No había jornaleros ni trabajadores contratados para esos menesteres sino que los hombres de la casa ayudados por los niños de siete años en adelante, dedicaban su tiempo para la siembra en pequeñas parcelas que usualmente estaban contiguas al patio trasero de sus viviendas, en las que abundaban tomateras, cebolleras, rabaneras, chileras, plantas medicinales de toda clase y desde luego árboles frutales de toda especie. Más allá de los linderos de estas plantaciones se encontraban las milpas, los arrozales y los frijolares a los que verdaderamente le dedicaban todo su empeño, pues ello dependía del sustento familiar. Como carecían de herramientas de labranza tiradas por animales, las siembras se hacían por estaca o por acodo, o sea, hundiendo en el suelo una vara larga y gruesa con un chuzo o güiste puntiagudo en el extremo inferior, y en el hueco perforado en el suelo colocaban la semilla o el tallo de la planta con los brotes o hijos. La forma de sembrar el arroz era por bolea, es decir lanzando las puñadas del grano en la extensión de terreno destinado para ello que luego cubrían con tierra aplanándola con los pies a lo largo de todo sembrío. La producción era guardada en trojes de madera y la curaban o protegían de los gorgojos colocando cabezas de ajo al interior. En cada casa no faltaba la crianza de gallinas y cerdos cuyos huevos y carnes servían para variar un poco en el menú familiar; dejaban nidadas de huevos de las gallinas para mantener la producción que iba sustituyendo a los que se destinaban a la alimentación. Como podrá imaginarse, todo el mundo vivía una vida tranquila sin zozobras ni calamidades pues tenían lo necesario para satisfacer sus necesidades primarias.
Pero más tarde con el paso del tiempo, los propietarios de los terrenos del cerro, dedicados mayormente al cultivo de añil, bálsamo y tabaco, requirieron de mano de obra, que fueron logrando con el convencimiento a los lugareños, de pagarles salarios en efectivo y en especies, por cada jornada de trabajo, debido a lo cual, a estos trabajadores se les conoce como jornaleros. Otros eran los peones o colonos que en su momento fueron convencidos por los terratenientes para que vivieran en su propiedad junto con su familia al que le ofrecían parte de las cosechas que el mismo peón cultivaba, entregándole el resto como tributo por permitirle sembrar en su propiedad. La parte del tiempo que no laboraban para ellos, lo dedicaban a las siembras del patrón. Si el dueño podía dispones de ese personal en todo momento, no solo como jornaleros o peones, sino también como cuidadores de sus casas rurales, propiedades y sembríos.
Con la llegada al gobierno del Capitán General Gerardo Barrios, y su impulso a la economía nacional con la expansión y obligatoriedad del cultivo de café, que tuvo un fuerte impacto en las expectativas de los terratenientes locales, pues había comenzado su exportación a los Estados Unidos, estos personajes comenzaron a pensar en estrategias para extender aun mas sus propiedades, y se valieron de engaños y truculencias para que otros propietarios con menor capacidad económica que ellos para el cultivo del grano, les fueran vendiendo sus tierra. Casos típicos de estas truculencias fueron las invitaciones a los pequeños propietarios vecinos, a almorzar, los domingos, en sus haciendas, los emborrachaban haciéndoles sentir que estaban fortaleciendo su amistad, y el final, con mentiras los hacían firmar o estampar sus huellas digitales en documentos pre elaborados que no eras más que escrituras de compra-venta de la propiedad del incauto invitado de la misma manera que también se hicieron de casa y de terrenos en el pueblo que convertían en bodegas o corrales para sus animales de monte, carretas, bueyes, arados o trojes.
Con los elevados precios que poco a poco fue obteniendo el café, estas familias ya muy adineradas, comenzaron a mejorar sus viviendas en el pueblo, a rodearse de ciertos lujos del momento, y los hijos de estos potentados, comenzaron a sentir que eran diferentes al resto de la población, por ostentar las comodidades de que disfrutaban. Se abrió entonces una brecha social y económica que empezó a generar un marcado rechazo por ambos lados, aunque se continuaron las relaciones laborales que se habían producido con el tiempo, pero el contacto entre el patrón y los peones se producía a través del capataz, el mandador o el administrador de la finca. Esta desvinculación con el dueño sumada con los malos tratos y exageradas exigencias de, los caporales en el desempeño de las labores agrícolas, ahondaron mas el desprecio hacia el patrón y el reniego al estatus que se anido en el alma de los trabajadores. De lo anterior hace referencia el Dr. y maestro Don Joaquín Hernández Callejas en su libro “Memorias y Reflexiones de Hernán Callejas” en donde expone la situación socioeconómica de Chinameca en los primeros años del siglo XX, y la marcada diferencia de clases, en el apartado que denomina “familias ricas y familias pobres en el pueblo”.
Como podía notarse, aquí no medio filosofía política alguna simplemente fue el choque de conductas antagónicas sobre procesos laborales, enfocados desde ángulos diferentes, el uno exigiendo mas para beneficio del patrón y el otro sintiendo que el pago por su trabajo era injusto, pero se veía obligado a someterse a las disposiciones del primero por necesidad de conservar el empleo para cubrir las necesidades de su familia pues ya se había desarrollado una marcada dependencia de esas fuentes de trabajo.
Este fenómeno sociológico tenia raíces psicológicas profunda, había ahondado tanto la crisis emocional de los peones que hubo casos de homicidio por disputas laborales con los caporales o mandadores o por la usurpación de tierras a pequeños tenedores, de los cuales se conocen sonados casos en el pueblo.
El patrón para no arriesgar sus beneficios opto por modificar el tratamiento a los trabajadores y empezó por reducir los horarios, mejorar salarios y ofrecer otro tipo de prestaciones como tiempos de comida, establecimiento de un dispensario de primeros auxilios, una escuela elemental para los hijos de los colonos y una capilla para los feligreses católicos.
La difusión de las ideas revolucionarias en Chinameca no fue por motivaciones políticas partidarias, sino que se constituyeron como productos de aspiraciones propias de quienes conocían la realidad del pueblo y las penurias que algunos ciudadanos experimentaban en su cotidiano vivir, durante la primera mitad del siglo XX. Creyeron después de haber conocido las realidades de otras latitudes, que nuestro pueblo podía aspirar a una mejor suerte si ellos hacían lo que conciencia mente les dictaba su corazón y su inteligencia.
Sabían que las condiciones economías de la inmensa mayoría de las familias del pueblo, no podían costear la educación o formación profesional de sus hijos, ni siquiera en el pueblo, por la inversión económica que requería la compra de los útiles escolares los uniformes y otros gastos adicionales mucho menos podían enviarlos a otras ciudades del interior del país, por los escasos medios de transporte, el valor de los pasajes o los costos de pupilajes. Los hijos en ese entonces eran más útiles en la casa porque ayudaban a los padres en los trabajos agrícolas y oficios propios de la familia.
Merece recordar al hermano de Don Alberto Sánchez de nombre Juan Sánchez quien después de haber estudiado el bachillerato con el apoyo económico de su tía Salvadora Estrada, en San Miguel, regreso al pueblo a fundar un colegio destinado estrictamente a gente con escasos recursos sin mayores exigencias de útiles o uniformes sino únicamente rendimiento intelectual en sus estudios. En esta institución se desempeño como maestro Don Alberto Sánchez en el área de las matemáticas, as sus trece años de edad, tiempo después fue  el insigne descubridor de la “curva matemática corónide y más tarde, destacado director del Instituto Nacional de Meteorología donde realizo muchísimas investigaciones científicas reconocidas mundialmente, y cuyo nombre ostenta un centro educativo del pueblo. De este colegio surgieron los primeros profesionales chinamequences que pasaron por aulas universitarias, en la capital durante los siglos XIX y principios del XX.
Fueron revolucionarios en el estricto sentido de la palabra, lograron cambiar en alguna medida el statu que de alguno chinamecanos que creían fielmente en el efecto transformador que puede incidir en las personas. Hay otros personajes del pueblo que también promovieron en desarrollo de la educación y la cultura de Chinameca que aun la historia no los registra, pero que existen y están en documentos públicos como el Semanario Migueleño Vida Nueva que debemos, quienes hablamos de cosas del pueblo, escudriñar profundamente para desvelar esos grandes revolucionarios que iniciaron procesos de cambio en el pueblo desde sus propias perspectivas.
Hubo otros como el maestro Don Luis Samuel Cáceres que aprovechando inteligentemente las disposiciones de la reforma educativa de 1940, que el diseño, trajo a l pueblo oportunidades de superación profesional a infinidad de chinamequences con la fundación de la Sección Normal y la Escuela Normal, acciones que hicieron posteriormente la enorme diferencia entre la Chinameca de principios del siglo XX y la Chinameca de mediados del mismo, que fue el inicio del despegue económico de la población.
Otro revolucionario que merece especial reconocimiento tanto por sus dotes personales como por su trayectoria profesional es el maestro e Ingeniero Félix Antonio Ulloa pues cabe destacar que por esfuerzo personal se elevo desde su condición de maestro empírico y bachiller graduado en Costa Rica hasta alcanzar el grado académico de Ingeniero Industrial en la Universidad de El Salvador, llegando a desempeñarse como Decano de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura, Rector del Alma Marter. Estos detalles constituirían parte de una revolución personal, pero, lo más destacable de Don Félix, como lo llamábamos en el pueblo, fue si profunda sensibilidad social al impulsar dentro de los programas de la Universidad de El Salvador, las becas completas para estudiantes pobres del país, que incluía no solo la exoneración de todo tipo de aranceles sino que se les incorporaba la alimentación en el cafetín universitario, y entregaba una dotación de dinero en efectivo, que en aquel tiempo alcanzaba el valor de ciento cincuenta colones, cifra que para los becarios significaba una enorme holgura económica que les permitía dedicarse totalmente a sus estudios universitarios. Muchos chinamequences fueron beneficiarios de esos programas impulsados por Don Félix y no se diga de otros tantos de diferentes rincones pobres del país que alcanzaron los beneficios de este revolucionario del pueblo. Por otra parte introdujo, con propuestas de avanzada, en el ámbito de la educación superior de El Salvador, modificaciones sustanciales en las aéreas de docencia, investigación y proyección social que permitía reconocer a la Universidad de El Salvador como una de las universidades de América Latina que encabezaba las nuevas tendencias del quehacer educativo universitario, por el compromiso que a través de sus actividades académicas y de extensión cultural se desarrollaban dentro de los círculos sociales y laborales de la población, especialmente la mas desposeída. Logro en el tiempo que permaneció al frente de la Universidad el apoyo académico, técnico y financiero de otras universidades que permitió a muchísimos docentes realizar estudios de especialización con maestrías y doctorados en diversos países del mundo. Esto elevo el nivel académico de todas las facultades y los centros regionales y promovió la participación de numerosos profesionales de otras latitudes en desarrollo de foros, conferencias y mesas redondas al interior del alma mater. El objetivo que perseguía era que los nuevos conocimientos adquiridos por los docentes y estudiantes que asistían pudieran con esas frescas ideas lograron su aplicación en diversas instancias del quehacer político, social, económico y cultural de el país. Fortaleció la reforma educativa de la universidad, que se había realizado en los años setenta con la ampliación de sus bases doctrinarias, potenciación del planteamiento docente, introducción de nuevas y avanzadas metodologías y técnicas de trabajo docente e investigativo y novedosos sistemas de evaluación. Para entonces, la nueva proyección social de la universidad estaba en manos de estudiantes, guiados por docentes en el corazón de la población marginada del país. Todo apuntaba que sus objetivos a ultranza eran preparar a la gente para en cambio en todos los órdenes de la vida fue autentico revolucionario de ideas institucionales claras y precisas sabia quizás proféticamente que haciendo de esa manera su trabajo contribuía al desarrollo de la universidad, a la preparación de los nuevos profesionales para los cambios que llegarían posteriormente a lograrse en el país, lo mismo que el bien común y el alcance de la armonía social que el pueblo necesitaba. Fueron de hecho tan notables sus propuestas para el mejoramiento de la calidad de la enseñanza superior que fue electo Presidente del servicio universitario mundial (World University Service WUS), y en Manilia, Filipinas se eligió como vicepresidente de la Asociación Mundial de la universidad. Cuando fue asesinado el 28 de octubre de 1980, se disponía a recibir en Alemania el premio alternativo de la Paz, en reconocimiento por su ardua labor en defensa de la autonomía universitaria, la libertad de cátedra y los derechos de los universitarios, luego iría a Ginebra, Suiza, a presidir el conclave mundial de universidades en donde expondría si proyecto educativo y su visón del país.
Pienso, para mis adentros, que Don Félix, dada su cultura genera, su curiosidad literaria y su formación profesional universitaria, pudo haber sido influenciado por el ilustre filosofo y matemático ingles Thomas Hobbes con sus teorías políticas y sociales, ya que su pensamiento constituyo la más completa doctrina materialista del siglo XVII, en la que concibe al universo como una gran máquina coopera, donde todo sigue las estrictas leyes del mecanicismo, según las cuales, cualquier fenómeno ha de explicarse a partir de elementos meramente cuantitativos; la materia (extensión), el movimiento y los choques de la materia en el espacio.
Para Hobbes, todos los fenómenos del universo se hallan determinados un exorablemente por la cadena casual de los acontecimientos. Nada surge al azar, todo acontecer es el resultado necesario de una serie de causas y por lo tanto podría ser anticipado, previsto.
El determinismo de Hobbes se funda en un método racionalista de carácter matemático y geométrico que parte de la hipótesis de que las partes de un todo (materiales y entendidas como causa) han de descomponerse y explicar el conjunto o las partes en su totalidad.
Aunque Don Félix pudo no haber estado de acuerdo con algunos de los fundamentos de la filosofía política de Hobbes y su teoría social, porque en ellas defendía el sistema monárquico, el lo hacía por el peligro que avistaban en las ideas descentralizadoras y la libertad ideológica y de consecuencia, que proponía en ese tiempo la Reforma, pues ello conduciría inevitablemente al anarquismo y al caos.
Para mí, también Don Félix pudo haber hecho eco de los postulados de Hannah Arendt en su obra el origen del total ismo pues parafraseando. “sus acciones toda la vida estuvieron empujados por la urgencia del sufrimiento del pueblo, determinada por una exigencia del liberación no de la tiranía, sino de la necesidad, en la ilimitada inmensidad de la miseria del pueblo y en la piedad que esta miseria le inspiraba.
Pienso también, apegado a los postulado de Félix Guattari que el pensamiento de don Félix como recto de la Universidad de El Salvador podría referirse a esa revolución molecular como resultado de una micro política del deseo pues no trato nunca de representar a las masa ni a interpretar sus luchas sino a impulsarlas y coordinarlas en lo posible con el propósito de hacer perceptibles sus impulsos y convertirla en fenómeno de masas (puedo estar equivocado en este análisis). Pareciera también que las proyecciones de Don Félix se digieran hacia una ecofobia en lo que lo natural, lo social y lo mental deben volcarse hacia el país como un todo a partir de demos universitario.
Como epilogo para este, nuestro gran chinamequences, se podría decir que a fin de que una revolución suceda tienen que concurrir esfuerzos, riesgos y sacrificios de quienes se sumergen en la aventura, con la esperanza de lograr el objetivo, y de eso, Don Félix, siempre estuvo consciente.
Don Jorge Gómez Arias, fue otro de los grandes revolucionarios del pueblo; al igual que Don Félix, y como su ad later, también tuvo que ir a Costa Rica para bachillerarse, fue maestro de la escuelita del Barrio San Juan, allá por los años cuarenta, y posteriormente, ya cuando había realizado estudios de abogacía, llego a ser Decano de la Facultad de Derecho y Fiscal General de la Universidad de El Salvador, en la calidad alcanzada de doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales. Su contribución al cambio como revolucionario se dio en el área de la docencia universitaria. Incidió en el pensamiento de los juristas de su época con sus avanzados planteamientos sobre sus responsabilidades éticas y jurídicas conforme a las tendencias del pensamiento moderno de la jurisprudencia en materia política, social y de derechos humanos e individuales. Estas exposiciones fueron la escancia de sus postulados en diferentes obras que circularon primero clandestinamente y después como literatura recomendada por organismos internacionales. Don Jorge cambio la manera de enfocar los derechos de los ciudadanos, y los deberes del gobierno para con ellos, su contribución fue más teórica – intelectual que practica o de operativa inmediatez, pero quien dio excelentes resultados con el paso del tiempo.
La concepción de su “Teoría de Estado” surgió seguramente desde los inicios de su carrera en Ciencias Jurídicas. De hecho parecieran que se empapo vivamente de aquellos planteamientos que esbozaba en sus cátedras el Dr. Salvador Guandique en Filosofía Jurídica, pues ambos parten en sus producciones literarias, del fenómeno socio-político imperante en la época de los años cuarenta, referido a la crisis de la democracia por la existencia de regímenes militares dictatoriales en América Latina, que en Europa habían iniciado la escala de de expansión que desato la segunda guerra mundial.
Señalaban en sus obras, el clima de incertidumbre en las sociedades del momento, indicando que el hombre común presente esta situación de zozobra, se encuentra desorientado sin un sólido fundamento político que le permitía encontrar un camino cierto y seguro.
Esta actitud de incertidumbre, de duda, de inquietud es un fenómeno psicológico y social llamado crisis de la democracia que para entonces era “el signo del tiempo”. La crisis psicológica es la zozobra y la crisis sociológica es las imperantes. En esto es lo que difiere la crisis psico-social, cuya es cencía está constituida por la angustia y la duda, de la crisis psico-social de la revolución, aunque tengan puntos comunes, pues en esta se alcanza a divisar o se presienten los ideales nuevos que van a desplazar a los caducos.
La crisis de la democracia es la crisis del Estado. Se trata de referir la crisis estatal siendo afrontada por un concepto democrático estatal con las actitudes psicológicas y los instrumentos técnicos pertenecientes a una organización constituida en torno a la persona humana y a su esfera de libertad.
Señalaba que el cambio de las condiciones sociales indican que hay que desarrollar sobre la marcha una serie de modificaciones psicológicas y practicas con visitas a los problemas, tarea esta que compete al doctrinario, al intelectual, al periodista y al hombre de la calle porque ello permite iniciar el camino a la concepción de los ideales y las normas para su concreción a fin de posteriormente, no improvisar como revolucionarios ingenuos que quieren destruir el orden antiguo y edificar sobre cenizas uno nuevo sin  fundamentos claros y precisos.
Lo que da al fenómeno de la crisis democrática y del Estado su característica esencial se explica es que hay grupos que dominan la maquinaria política y social, y han convertido al estado en un fuel interprete se sus exigencias. El factor político esencial de la crisis del Estado es la coexistencia de diversos partidos políticos. Un partido político no es una verdadera democracia sino una consecuencia del concepto relativista que este mantiene. Hay que señalar que la diversidad de partidos políticos en su lucha por el poder propone muchas veces las miras generales del Estado a favor de sus finalidades particulares y se tienen casos de decisiones estatales respondiendo únicamente a motivos trazados de antemano por el grupo dominante.
Eso engendra en la colectividad una situación de incertidumbre y desconfianza. La presión psicológica polariza a esas agrupaciones en sus características de dominio y los ciudadanos temerosos de las consecuencias que puedan resultar, se afilan al partido que consideran más fuerte sin importarles mayor cosa los fines generales de la colectividad. Para reafirmar los planteamientos anteriores acota. “El Estado que no tenga a la persona humana como fin, será un Estado sociológicamente concebido, pero no fisiológicamente un Estado”. El sentido específico del estado lo entrega el Derecho. Esto conduce a tratar problemas  de las relaciones entre Estado y Derecho porque los valores propios esenciales del Derecho son la justicia, la seguridad y el bien común.
Doroteo Gómez arias (Teyo o Gerónimo), hermano de Jorge, tuvo la dicha de formarse como maestro de educación primaria urbana en la Normal de Chinameca y posteriormente estudiar una especialidad en Ciencias Sociales en la Escuela Normal Superior de El Salvador. También estudio derecho en la Universidad de El Salvador y ejerció la docencia en las aulas universitarias como catedrático de Doctrinas Política, Filosofía del Derecho, Teoría del Estado y Sociología Jurídica en las que ponía énfasis en los postulados de su hermano para fundamentar sus enseñanzas. Llego a ser jefe del departamento del departamento de Humanidades del Centro Universitario de Oriente y se puede decir que su contribución a la revolución social del pueblo pude enfocarse desde dos ángulos: fue el primer chinamequences que preparo a pequeños grupos con charlas de “Formación doctrinaria en teoría y praxis del marxismo” durante reuniones nocturnas en una supusiera local; sus sesiones de adoctrinamiento poco a poco fueron extendiéndose dentro de la población joven. Como además, practicaba futbol en el campo del pueblo, y allí aprovechaba los disimulados periodos de descanso para concientizar a los muchachos sobre el deber ser y el ser de nuestro país. Su labor fue más didáctica e ideológica que organizativa pero logro generar sentimientos de cambio en la mente de la juventud de su época.
Medardo y Pablito Gómez Arias, dos maestros graduados de la Escuela Normal de Chinameca, el primero fue docente por algún tiempo de la escuela que lo formo y después se radico en San Miguel como maestro de la escuela Pablo J. Aguirre del barrio San Sebastián, fue de los primeros revolucionarios que se integraron al movimiento de Andes 21 de Junio con verdadera proyección de cambios en el sistema de beneficios para todos los maestros del país y para los estudiantes, luchando por la aprobación del Instituto Magisterial de Prestaciones Sociales IMPRES desde 1965, su participación genero un impulso extraordinario en las filas del magisterio de la zona oriental, a tal grado que dirigió las masivas huelgas y marchas nacionales tanto en San Miguel y San Salvador como en la zona del Valle la Esperanza. Por si liderazgo y acciones de movilización, fue secuestrado y asesinado.
Pablito; el mas cipote de los hermanos, se formo como maestro también en la Escuela Normal de Chinameca, su carácter jovial e irreverente lo hacía lucir como un personaje de carácter inestable pero en realidad esa era una estrategia que adoptaba para conocer a los demás, pues de esa manera podía penetrar en sus formas de pensar y sentir, para conocerlos. Era nada serio, todo para él era inconsistente, inseguro, intemporal porque podía cambiar en cualquier momento, y por lo tanto, no había porque preocuparse por nada de lo que acontecía.
Cuentan que llego como maestro de matemática a un Tercer Ciclo de Mejicanos, era tanta su entrega a los alumnos que se quedaba muchísimas oras después de la jornada diaria, dando repaso y más explicaciones, a tal grado que,  el director le llamo muchísimas veces la atención por “tanto encerramiento y apego a sus alumnos”. Llego a tal extremo, con sus estudiantes, que salía en caravana con todos ellos, varones y hembras, a recorrer la ciudad o a visitar lugares donde pudieran poner en práctica sus enseñanzas, cosa que el director y los padres de familia no comprendieron nunca, pensaban que eran vagabunderías, pero en el donde, Pablito tenía una idea iba: hacer que sus alumnos conocieran la realidad de Mejicanos, vieran sus necesidades y problemas; y propusieran soluciones para cada caso en particular.
Alguien, desde la perspectiva del gobierno, descubrió sus intensiones y disputo ponerle fin a sus pretensiones revolucionarias, asesinándolo.
Otros revolucionarios que merecen ser considerados en estos relatos son Noé Zelaya, Quique Orellana, Will Romero, Chita Moreira, Francisco Guandique, Carlos Chávez, Justo Murillo (de los cuales describiré posteriormente su participación en los procesos de cambios en el pueblo), y Cleotilde Magaña. Cada uno de ellos desde sus perspectivas personales contribuye en su momento a despertar en la gente el entusiasmo por un nuevo proyecto social, económico y político para el pueblo y el país.
Cleotilde Magaña, la siempre silente y atesorándola de secretos revolucionarios, su pupuseria se convirtió desde mediados de los años cincuenta en punto diario de reuniones en donde se discutían, opinaban y evaluaban las cosas que estaban aconteciendo en el país y lo que en otras partes del mundo se hacía para mejorar el estado de las cosas.
Cleotilde Magaña o Cleo, como todo el mundo la llamaba, nunca opinaba públicamente, pero influía poderosamente en cada uno de los  clientes que llegaban a disfrutar de sus sabrosas pupusas, que hasta hoy en día no han podido ser superadas por ninguna otra pupuseria. Las pupusas de Cleo no tienen  comparación, son únicas.
Alguien parodia cuestionar: ¿y dónde está el carácter revolucionario de Cleotilde Magaña? Es sencillo, jamás hacia pupusas para la gente que consideraba indignas de sus servicios. Por ser (según ella), arrogantes burgueses que llegaban luciendo carros y joyas. Siempre sus pupusas fueron para los clientes de la clase proletaria (estaba familiarizada con los con la terminología y los conceptos), por eso las hacia gordas repletas de queso y chicharrón para que quedaran llenos, atiborrados, saciados con dos de ellas. Su mayor satisfacción era que los parroquianos le dieran que al final del consumo quedaron satisfechos, tanto por las pupusas como por el curtido de repollo, zanahoria, rábano y orégano envinagrado con picante, pero mas, por el buen ambiente doctrinal que se vivía mientras se degustaba el delicioso manjar porque todas las noches había un avezado revolucionario dirigiendo las tertulias.
Cleo es, sin dudas, el típico ejemplo de la mujer chinamcana que hizo que su negocio un instrumento revolucionario y un centro de reuniones nocturnas para difundir ideas transformadoras.-

Luis Yanes
08/02/2012
       

EL BALAJÚ

C
uentan quienes vivieron los años del segundo cuarto de siglo XX en Chinameca, que cada cierto tiempo venia al pueblo un grupo de personas que se instalaron en alguna de las casas que tenían salas grandes frente a la calle – las cuales alquilaban - - para ofrecer a la gente joven, clases de baile. – Traían consigo músicos y bailarines de ambos sexos que ofrecían demostraciones de los bailes del momento; al mismo tiempo enseñaban a hombres y mujeres del pueblo -  que se inscribían como alumnos – los pasos y cadenas de cada exótico ritmo, previa cancelación de su matrícula y cuota de aprendizaje.
Era una especie de academia de baile a la que acudían los muchachos y muchachas del pueblo tanto como para aprender como para demostrar con sus parejas que además de lo aprendido podían inventar otras piruetas.
El balajú era una novedad en el pueblo y los alrededores pues las únicas diversiones que había en ese tiempo eran las mismas de la iglesia, el incipiente futbol y los conciertos de la banda municipal en el kiosco del parque, dos veces a la semana; y esta academia era todos los días a partir de las seis de la tarde durante aproximadamente quince días, pues luego se dirigían a otro pueblo. – El Balajú era además un lugar de encuentro de enamorados o búsqueda de pareja con fines matrimoniales, pues en ese lugar imperaba el respeto a la dignidad de las mujeres y el honor de los hombres.
Toda la música era ejecutada en vivo pues en ese tiempo no había aparatos de sonido de ninguna especie.
Estas compañías musicales itinerantes estaban formadas por artistas españoles que huyeron de su país a causa de la Guerra Civil que se desató en 1936; también emigraron intelectuales, comerciantes e industriales por la misma causa.
Unos se asentaron en Cuba, otros en México, Argentina y demás países latinoamericanos, donde llegaron a trasplantar los avanzados conocimientos científicos, filosóficos, literarios, técnicos y artísticos que durante mucho tiempo España había atesorado. En cuba florecieron, con la llegada de los españoles, las industrias turísticas, hoteleras, pesqueras y agrícolas y presentación de revistas musicales, obras musicales, conciertos y radiofonía. En México se alcanzo la Época de Oro del cine, teatro, revistas musicales de todo género, literatura y radio novelas; las universidades mexicanas se vieron favorecidas con los intelectuales que se convirtieron a su llegada en catedráticos de alto nivel profesional. En Argentina  , se llevó a cabo por la influencia de los españoles refugiados , el desarrollo de la cultura literaria , la ciencia , la industria turística, la ganadería, la gastronomía y el comercio en general; también a este país llegaron muchísimos intelectuales que lograron en poco tiempo crecer el nivel académico de las universidades. Cientos de miles de españoles llegaron a nuestra América a razón del conflicto armado y trajeron consigo su patrimonio cultural, contribuyendo en gran medida al desarrollo de la economía, de la educación y la cultura en cada uno de los países en que se establecieron. En El Salvador, los españoles que llegaron se dedicaron al comercio, a la industria y a la docencia universitaria, aquí bastaría recordar al filosofo Dr. Mariano García Villa, al psicólogo Dr. Luis Blanco Pérez, al insigne director del teatro universitario, Don Edmundo Barbero, y otros.
Como dije antes, la Guerra Civil española estallo a partir de 1936 debido a la tensión entre las fuerzas sociales de la derecha y de la izquierda, representada la primera por Falange Española como grupo de extrema derecha y el Frente Popular de izquierda.
Las causas reales que desataron la guerra fueron en forma resumida--, el tener una economía que no satisfacía más necesidades del pueblo; la existencia de grupos oligárquicos terratenientes que obstaculizaban los cambios requeridos; las grandes diferencias entre pobres y ricos por la hegemonía de una poderosa oligarquía y una polarización de la sociedad agrupada en los dos bandos en pugna por el poder político: la derecha y la izquierda.
El detonante fue la victoria en las elecciones de febrero de 1936 del Frente Popular de izquierda, que radicalizó aun más a la derecha.
Los terratenientes vieron con mucha preocupación la Reforma Agraria anunciada por el partido de izquierda; la burguesía paralizó las universidades, los trabajadores criticaban la lentitud con que se estaban tratando las diversas reformas prometidas, y la Iglesia Católica se sintió amenazada por la política anticlerical de la izquierda.
A mediados de 1936, se incrementó la tensión entre las fuerzas sociales dificultándosele al gobierno recién electo mantener el orden público, y la violencia política se daba por todos lados y cotidianamente.-
Los grupos de derecha e izquierda se enfrentaban a diario, y este conflicto social, político y militar también repercutió en el ámbito económico mayormente después de que fracasó el golpe de Estado fraguado ente el 17 y 18 de Julio de 1936.
Lo que sucedió fue que una parte del ejercito se alzo en armas contra el Gobierno del Frente Popular o segunda Republica, apoyado por varios sectores civiles. Otra parte del ejército defendió al gobierno, también apoyado por sectores sociales; al primer contingente se le denominaba Bando Nacional o Sublevado y al segundo Bando Republicano o del Gobierno.
El bando republicano estaba constituido alrededor del gobierno legítimo del Frente Popular integrada por una coalición de partidos marxistas, republicanos, anarquistas y nacionalistas apoyado por las organizaciones de masas: obreros, sindicaros y demócratas constitucionalistas.
El bando nacional de los sublevados, estaba integrado por el alto mando militar insertado en la Junta de Defensa Nacional, apoyado por el partido fascista Falange Española, la Iglesia Católica, la derecha conservadora monárquica y por las clases sociales más o menos privilegiadas como los burgueses liberales, aristócratas, terratenientes y pequeños labradores propietarios.
Se considera que el número de muertos civiles durante la guerra civil oscila entre 500,000 y 1, 000,000 de personas. Muchísimas de estas muertes fueron debido a la represión en forma de ejecuciones sumarias por el bando de los sublevados de manera sistemática por el simple hecho de haber estado a favor del Frente Popular o por simpatizar con él; de ahí se desataron las persecuciones a troche y moche contra los que pensaban como los izquierdistas o bien eran familiares de alguno de ellos aunque no hubieran tenido participación alguna en ningún movimiento político. De aquí que los intelectuales y los artistas fueron los que más sufrieron estas persecuciones, por lo que dada la situación de peligro que atravesaban se vieron obligados a emigrar.
En el Bando Republicano (gobierno) se produjo un vacío de poder por el hecho de su notoria incapacidad para controlar las masas armadas. Los abusos se dieron en todos aquellos sospechosos de simpatizar con el bando contario.
El Bando de los Sublevados persiguió a los sindicalistas y a políticos republicanos; el Bando Republicano (del Frente Popular) dirigió la represión a religiosos, burgueses, aristócratas y terratenientes.
En los primeros días de la guerra unas 500,000 personas quedaron atrapadas geográficamente en el bando contrario fueron ejecutadas mediante los “paseos” que eran realizados por grupos armados que buscaban a la gente en sus casas y con el pretexto de ir a dar un paseo los llevaban a otro lugar a ejecutarlos.
En el fragor de la guerra muchos se aprovecharon para realizar venganzas personales; estas fueron las causas de la enorme inmigración de los españoles a América.
Algo de lo anteriormente reseñado esbozan en sus obras literarias los dilectos Ernest Heminway en “Por quién doblan las campanas”, y Ana María Matute en “EL Pequeño teatro”.
Luis Yanes
14/01/2012


Reminiscencias

Juan Antonio Moreira, nació en Chinameca el 12 de junio de 1936 y recuerda que el estudio antes era obligatorio, que obligaban al padre de familia a mandar a su hijo a la escuela, y que al cipote que agarraban en la calle, era detenido por la policía y que padre pagaba 25ctvs de colon por la multa de su hijo.

-          En los tiempos de antes, el padre le decía al hijo que de letras no iba a comer y le compraba un a Cuma porque de eso si iba a comer por esa razón abundaban las personas analfabetas.
-          Habían escuelas municipales, públicas y privadas, en ese tiempo las alcaldías le pagaban a los profesores un sueldo bien bajo y en las escuelas se trabajaba de lunes a viernes, hornada de la mañana y de la tarde, y lo sabidos, solo la jornada de la mañana.
-          En las escuelas privadas se enseñaba más que todo a leer y escribir y algunas operaciones básicas, en las escuelas privadas los profesores eran personas que enseñaban por vocación  pero que se desempeñaban como dueños de talleres, tortilleras, zapateros y no ganaban ningún sueldo.
-          El jornalero ganaba un salario de 50ctvs de colon por día y en las fincas o haciendas le pagaban el equivalente con un ficha o moneda que en un lado tenía el nombre de la finca y en el otro lado el valor del pago de la semana de trabajo; pero esta ficha solo era cambiada en la tienda del patrono.
 
Atilio Cañas, conocido como Atilio Cañas Ulloa, nació en el Barrio San Juan de Chinameca el 10 de agosto de 1923, recuerda que la vestimenta de aquella época, los de clase alta usaban un pañuelo en el cuello, o un reboso de varios colores, de fleco o barba, los vestidos eran largos hasta el tobillo bien almidonados y anchos; los hombres con camisas anchas y mangas largas de manta y utilizaban caites, calzoncillo largos de manta; los jóvenes camisa manga larga con mancuernillas de oro, usaban peinecillos o peines de oro para peinarse y camisetas de seda; las ancianas utilizaban enaguas con fustanes.
Los castigos que se daban en las escuelas consistían en que arrodillaban al alumno en maicillo o en arena y que con una regla de madera le daban reglazos en los brazos, en las manos o en las piernas  y que algunos utilizaban en azote que era semejante a un lazo de cuero de buey, torcido y seco.

Existía la policía municipal que se encargaba de recoger a los niños que no iban a la escuela, algunos de estos policías fueron: Tomas Ulloa,  Casiano etc.

Entre los profesores de esa época tenemos a: Emilio Callejas, Emilio Aparicio, Guillermina, Ernesto Campos, Tina Aparicio, etc.

El dinero: primero fue el cacao, luego el macaco (plata), tuvieron los siguientes valores: 1ctvs, un cuartillo que era iguala  3ctvs, el medio que era igual a 6ctvs , el real que era igual a 12ctvs, el real y medio que era igual a 18ctvs, dos reales igual a 24ctvs; luego apareció el níquel en valores de 1,3,5,10,25,50ctvs, un peso bamba, luego aparecieron en papel moneda de 1,2,5,10,25,50,100,200 colones.

En relación al casamiento, dicen que el joven pretendiente llegaba y recortaba un haz de leña bien ordenadito, lo iba a poner a las puertas de la casa de la mujer que pretendía y si esta lo recogía, indicaba que lo aceptaba para el matrimonio y si no, lo recogía se lo llevaba a otra mujer que le gustaba

El señor Saúl Ulloa manifiesta que en un documento de fecha 07 de junio de 1945, y escrito por Monseñor Daniel Ventura C. se encuentra que el Padre Pedro Fernández Moreira de origen español, hizo sus estudios eclesiásticos en el seminario de la diócesis de Chiapas, bajo la mirada y vigilancia del excelentísimo monseñor Francisco Orozco y Jiménez, fue ordenado sacerdote el 19 de enero de 1913 en la iglesia La Profesa, en la capital de México.
La persecución religiosa que se desato en México, con todo furor y que trajo a la diócesis de San Miguel al benemérito Padre Basilio Plantee en 1915.
El Padre Pedro fue nombrado cura de Gotera; donde realizo diferentes obras y mejoras a la parroquia de ese lugar.
Invitado por el exmo señor obispo Monseñor Dueñas y Argumedo, quien tenía en depósito diez mil colones que una piadosa señora de Chinameca había dejado para la iglesia y queriendo que dicho dinero fuera bien empleado en la reparación de dicha  iglesia, quiso aprovechar la actividad, pericia y honradez del Padre Pedro, y el padre para complacer al exmo Prelado, acepto la parroquia de Chinameca y vino a tomar posesión de ella el 1º de mayo de 1930. Mientras conoció a la nueva parroquia y la disposición de sus feligreses, el padre dispuso empezar a trabajar en la filial de Lolotique, trasladando la iglesia que había a otro lugar para mejorar la condición. Luego que conoció la buena disposion de sus feligreses de Chinameca, de acuerdo con el exmo Prelado,  determino hacer la iglesia completamente nueva en vez de reparara la antigua como se había proyectado, comenzó a cavar para los arranques de la nueva iglesia, en las excavaciones que hubo que hacer, encontró muchos restos de cadáveres que ahí habían sepultado, siguió acarreando materiales, reventando grandes peñascos con dinamita, para rellenar los profundos zangos; hechos los simientes, se terminaron los diez mil colones, y el Padre en vez de desalentarse y abandonar la empresa como lo hubiera hecho y lo hacen otros, organizo colectas en toda la parroquia estableció asociaciones piadosas para que rezaran y recogieran fondos para pagar las planillas semanales de cien a doscientos colones y algunas veces mayores, pues luego hubo que atender al cemento y al hierro que se ocuparon en la construcción y que se pedían en grandes cantidades a cuenta del Padre Pedro, a las casas H. D Sola, a El Chichimeco, y a Bou, de San Salvador y la obra siguió hasta terminarla a los once años de haberla comenzado y todavía se dispuso y realizo la gran fiesta de la Consagración, que efectuó el exmo. Señor obispo Dueñas y Argumedo, (el último acto solemne de su glorioso episcopado), quien supo apreciar la obra de tamaña magnitud y profundamente emocionado bendecía al Padre Pedro, agradeciéndole tanto bien que había hecho a su diócesis. Se gastaron en la construcción de la iglesia de Chinameca alrededor de doscientos mil colones, dinero que paso por las manos del Padre Pedro para las casas comerciales en cambio de materiales de construcción, para pagar los cientos de obreros salvadores y especialmente de Chinameca, que durante más de diez años trabajaron bajo su dirección en la construcción de ese hermoso templo, por lo cual, exige la justicia para el Padre Pedro Fernández Moreira, un boto de gratitud, no solo de la diócesis de San Miguel  sino también de la patria salvadoreña.
                                         

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